Agosto - 22 años
Era una tarde soleada de finales del verano cuando Ruri se encontró nuevamente marcando el número de Kei. Habían pasado varios días desde el incidente de los pasteles, y la relación entre Kei y los niños Todoroki había florecido inesperadamente. Natsuo no dejaba de preguntar cuándo volverían a ver al "tío Kei", y hasta el tímido Shōto había mencionado varias veces los deliciosos dulces que habían probado.
Ruri respiró hondo antes de que Kei contestara. Sabía que lo que iba a pedir no sería fácil.
―¿Qué pasa? ―respondió Kei, su voz sonando adormilada a pesar de ser media tarde.
―Kei, necesito tu ayuda ―dijo Ruri, mirando de reojo a Natsuo y Fuyumi, que la observaban expectantes desde el sofá de la sala―. Los niños quieren preparar un pastel para el cumpleaños de su padre, y bueno... tú eres el experto en la familia.
Hubo un largo silencio al otro lado de la línea. Ruri casi podía imaginar a Kei frunciendo el ceño, su rostro oscureciéndose ante la mención de un héroe.
Finalmente, Kei habló, su voz cargada de desdén―. ¿Un pastel para un héroe? No, gracias. Que compren uno en la tienda.
Ruri suspiró, anticipando esta reacción―. Kei, por favor. Esto es importante para los niños. No se trata del héroe, se trata de su padre.
―No me interesa ―gruñó Kei―. Sabes lo que pienso de los héroes. Son solo un montón de payasos disfrazados que se creen mejores que los demás y, según lo visto en televisión, el padre de esos mocosos es el peor.
En ese momento, Natsuo, que había estado escuchando atentamente, no pudo contenerse más. Se levantó de un salto y le arrebató el teléfono a Ruri.
―¡Tío Kei! ¡Por favor, ayúdanos! ―exclamó el niño, su voz llena de emoción y súplica―. Queremos hacer algo especial para papá. Tú haces los mejores pasteles del mundo. ¡Nadie puede hacerlos como tú!
―Natsuo-kun, espera... ―comenzó Ruri, tratando de recuperar el teléfono, pero Fuyumi ya se había unido a la súplica.
―Por favor, Kei-san ―dijo la niña con voz suave pero determinada. Sus ojos brillaban con una mezcla de esperanza y preocupación―. Nunca hemos hecho nada así para papá. Siempre está tan ocupado... Queremos que sea perfecto, que sepa cuánto lo apreciamos.
Hubo otro largo silencio, durante el cual Ruri contuvo la respiración. Conocía a su hermano, sabía lo terco que podía ser, especialmente cuando se trataba de héroes. Pero también había visto cómo se había ablandado con los niños Todoroki, aunque nunca lo admitiría.
Finalmente, se escuchó un profundo suspiro al otro lado de la línea.
―Está bien, está bien ―cedió Kei, su voz, una mezcla de resignación y algo que sonaba sospechosamente a cariño―. Pero lo haremos por videollamada. No pienso poner un pie en esa casa.
Los niños gritaron de alegría, abrazándose mutuamente mientras saltaban de emoción. Ruri recuperó su teléfono, una sonrisa de alivio y gratitud en su rostro.
―Gracias, Kei. Significa mucho para ellos ―dijo suavemente.
―Sí, sí ―murmuró Kei, aunque Ruri pudo detectar una nota de satisfacción en su voz―. Las cosas que hago por ti, hermana. Y por esos mocosos.
―Te lo compensaremos ―prometió Ruri―. ¿Qué tal si la próxima vez venimos a tu casa y cocinamos algo para ti?
Hubo una pausa, y luego Kei respondió con lo que sonaba como una sonrisa en su voz. Si bien al chico se le daban bien los dulces, nadie preparaba una cena como Ruri―. Bueno, supongo que podría soportar otra invasión de mini-héroes si prometen traer ingredientes de calidad.
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Determinación familiar ◆ Endeavor x Oc
FanfictionCuando la cuidadora de los niños de la familia Todoroki da a conocer su intención de retirarse, sabe que las cosas se pondrán difíciles en el hogar, razón por la que la llegada de una dulce joven estudiante universitaria será la salvación que tanto...