Grietas en la quietud - Capítulo I: Nueva encargada

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Junio, 24 años

La luz de la mañana se filtraba a través de los amplios ventanales de la casa Todoroki, dibujando patrones dorados sobre la superficie pulida de la mesa de madera oscura. Ruri llevaba cinco horas sentado frente a una montaña de currículums que amenazaba con desbordarse, cada documento representando a una potencial candidata para el puesto de empleada doméstica. Aunque intentaba concentrarse, el cansancio comenzaba a pesarle.

―Mamá, ¿todavía sigues con eso? ―la voz de Natsuo la sacó de sus pensamientos. El niño de ocho años se asomó por la puerta del estudio, su cabello blanco despeinado como si acabaría de despertar, a pesar de ser casi mediodía.

―Buenos días, dormilón. Y sí, sigo con esto ―respondió Ruri, sonriendo con ternura mientras abría los brazos para recibirlo―. Tu padre insiste en que necesitamos a alguien nuevo antes de que acabe el fin de semana.

Natsuo corrió hacia ella y se acurrucó en su regazo, un gesto que hacía con menos frecuencia últimamente, pues aseguraba ser "demasiado mayor" para eso―. ¿Por qué tienen que contratar a alguien más? Siempre hemos estado bien solo contigo...

―Necesitamos de alguien que ayude con la casa... Ya lo hablamos, cariño. Además, así tendré más tiempo libre para visitar a mis padres y para jugar con ustedes ―Ruri acarició su cabello mientras revisaba otra solicitud―. ¿Has visto a tu hermano?

―Está en el jardín, jugando con su Quirk ―respondió Natsuo, arrugando la nariz con una mezcla de fastidio y resignación.

El tema del quirk de Shoto que antes solía ser un tema delicado en casa, ahora parecía haber quedado en el olvido. Pero Ruri sabía que no podía bajar la guardia; el pequeño tenía una tendencia a crear problemas cuando practicaba sin supervisión.

―¡Mamá! ―Como si hubiera sido invocado, Shoto apareció en la puerta, sus mejillas sonrojadas por el ejercicio y pequeñas gotas de sudor perlando su frente bicolor―. ¡Mira lo que puedo hacer!

―¡Shoto, espera! ―Ruri apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando el pequeño de cinco años creó una pequeña llama en su mano izquierda―. No dentro de la casa, cielo. Ya conoces las reglas.

El pequeño bajó la mano, decepcionado―. Pero papá dice que debo practicar...

―Y lo harás, pero en el área de entrenamiento ―respondió Ruri con firmeza pero dulzura―. Ahora, ¿por qué no van ambos a asearse? Tendremos visitas toda la tarde.

―¿Más señoras aburridas? ―intervino Natsuo, rodando los ojos―. La de ayer olía como el perfume del abuelo Isshin...

Ruri contuvo una carcajada y le despeinó el cabello con cariño. Su propia melena rosada, que crecía más lento de lo que esperaba tras un cambio de estilo, caía desordenada sobre su rostro. Aún no estaba segura de que el corte actual le favoreciera tanto como el anterior.

―Sean amables, por favor. ―pidió Ruri mientras los veía salir―. Y sí, necesito entrevistar a más candidatos. Es importante encontrar a alguien que pueda cuidar bien de la casa y de ustedes cuando yo esté ocupado.

―¡Pero tú nos cuidas mejor que nadie! ―protestó Shoto, corriendo a abrazarse a su pierna.

El corazón de Ruri se derritió un poco. Después de tres años como niñera de los Todoroki, estos niños se habían convertido en su vida entera.

―Y seguiré cuidándolos ―aseguró, abrazando a ambos―. Pero necesitamos ayuda extra. Ahora, vayan a preparar. Y Natsuo, asegúrate de que tu hermano se lave bien las manos.

Los niños salían del estudio, sus voces alejándose por el pasillo mientras discutían quién usaría primero el baño.

La primera entrevista del día llegó puntualmente a la una de la tarde. Una joven a mediados de sus veinte, con referencias impecables y una sonrisa perpetua, que comenzó a tambalearse cuando un estruendo resonó desde el segundo piso.

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⏰ Última actualización: 15 hours ago ⏰

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Determinación familiar ◆ Endeavor x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora