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ALLISON VIDRIO








Estaba escuchando música en mi habitación cuando fui interrumpida por los toquidos en la puerta, Nailea abrió la puerta y asomó su cabeza con una pequeña sonrisa. Seguramente venía a molestarme.

— ¿Puedo pasar? — pregunto, suspire rendida y asentí poniendo pausa a la música.

— ¿Que quieres ahora? — pregunté sin ninguna amabilidad, no tenía ganas de hablar ahora y menos si era para pelear.

— Hablar sobre un amigo tuyo— dijo entrando por completo.

— Yo no tengo amigos, no te confundas — murmure entre cerrando los ojos.

— ¿Y Sebastián? — Enarco sus cejas.

— ¿De el vienes hablarme? — fue mi turno de alzar una de mis cejas.

— No, de el no— me dió una mirada nerviosa mientras se sentaba en la orilla de la cama.

— ¿Entonces de quien? — inquirí, me estaba hartando de que le diera tantas vueltas.

— Es Israel — me dijo, yo asentí indicándole que podía seguir — El ha estado raro estos días, ya sabes que me ayuda en francés.

— ¿En serio el sabe francés?, pensé que era un burro en la escuela — dije en un tono sarcástico, ella me dió una mala mirada

— Prosigo— dijo — Como debes saber volví a salir con Alan, entonces Israel ha estado raro...

— Si, toda la escuela dice que eres una estúpida — hice un mal gesto — Tu mejor amiga quiere a quien te gusta y no sólo eso, le perdonaste a los dos que se hayan ido juntos dejándote sola en medio de un lugar desconocido.

— Bueno ese es mi problema — rode los ojos no puedo creerlo.— A lo que venía, ¿Tu sabes si Israel siente algo por mi?

— ¿Acaso te importa? — pregunté de mala gana, ella desvío la mirada — Israel lleva enamorado de ti años ¿y apenas te das cuenta? — solté ya harta de ver al pobre detrás de ella intentando ser algo más que su amigo, pero ya saben la historia de mi hermana no dándose cuenta de ello.

— ¿Sabes que?, no se ni por qué vine hablar de esto contigo — se había enojado.

— Tu viniste sola Nailea, desde un principio debiste saber que iba a decirte tus verdades.

— Alan tiene razón, eres una aburrida y mala persona — escupió con odio, yo me puse de pie al igual que ella.

— Al menos no soy alguien que se escapa a ver a su "novio", el cual le ve la cara de estúpida cada que quiere.

— No se como Sebastián sale contigo, seguramente le pagas para hacerlo — solté una risa, jamás mal gastaría mi dinero con alguien como el.

— Si, como tu digas — fingí que me dolía el corazón de solo escucharla.

— ¡Vete a la mierda! — gritó completamente molesta

— ¡Alla te veo hermanita! — le dije de la misma manera

No me arrepiento de haberle dicho todo esto aunque sea mi hermana, Israel lleva años enamorado de ella y no se ha dado cuenta. Es una maldita ciega o estúpida.

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐓𝐢 | 𝐒 𝐂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora