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SEBASTIÁN CÓRDOVA












Bajé del auto después de haberme estacionado afuera de la casa de la rebelde Allison, iba a salir de nuevo con ella y no era que me emocionara la idea, pero me estaban pagando por salir con ella y lo haría.

Iba a tocar el timbre de la casa pero escuché ruidos del otro lado en donde estaba el balcón, miré hacia ahí, me encontré con Allison haciéndome señas de que guardara silencio.

¿Que planea ahora?

La miré salir de la ventana con cuidado, oh no, ahora quiere suicidarse. La seguí observando y de un momento a otro, ella saltó cayendo perfectamente sobre el arbusto de flores.

Abrí la boca y los ojos completamente sorprendido por lo que había hecho, mientras ella caminaba hacia aquí quitándose unas cuantas florecillas que habían en su ropa y cabello.

— ¿Nos vamos? — preguntó cómo si nada.

— ¿Como rayos hiciste eso? — pregunté mientras pasaba mi mirada sobre ella, quería asegurarme de que no se haya lastimado nada por sus arrebatos.

— Mi mamá me hizo entrar a gimnasia desde que soy una niña — murmuro, su mirada cambio en ese momento pero movió la cabeza como si estuviera esfumando pensamientos — Pero bueno ¿Nos vamos ya?

— ¿Por que saliste por la ventana? — pregunté curioso mientras caminabamos y nos sabíamos a mi auto.

— Mi papá me castigó desde la última vez que salí contigo y volví ebria a casa — me explicó mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

— Hace nada saliste a un club con Sofía — acuse obviamente, la había visto.

— Me escape— reconoció orgullosa — Me vas ayudar a subir de regreso he — me señalo

— No hay problema— acepté mientras encendía el auto y comenzaba a manejar hacia la fiesta.

Seguí manejando hasta la casa donde sería la fiesta, espero que esta vez a Allison no se le vaya ocurrir tomar o no se que haré. La última vez bebió demasiado, se puso mal e hizo muchas locuras de las cuales a veces es bueno no recordar.

Al llegar a la fiesta, Allison me pidió que no la dejara beber más de la cuenta. O sea que si iba a beber. Mis deseos se vinieron abajo ante esa petición, mierda.

Entramos a la casa y me dí cuenta de que era la misma a la que vinimos la vez pasada de fiesta, vaya que había sido buena.
Entre más avanzabamos podíamos ver a varios estudiantes — incluso varios que no lo eran— por todos lados, o se habían colado o eran amigos del anfitrión.

Allison les daba una mala mirada a los que pasaban a su lado con porros y cigarros, Dios, cuanto extraño mis cigarros.

Nos abrimos paso entre la gente para buscar algo de beber, después de obtenerlos, decidimos salir al patio y sentarnos en los columpios donde estuvimos la primera vez.

— Y dime ¿Que te gusta hacer? — pregunté mirándola mientras ella bebía de su vaso y después se balanceaba en el columpio, la imite en esto último.

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐓𝐢 | 𝐒 𝐂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora