• 17

177 28 3
                                    



ALLISON VIDRIO













Me dirigía a la puerta del salón de detención, estaba pensando en que demonios iba hacer hasta que desde la ventanilla observe que el encargado esta vez era Mr Lozano. Maldita sea.

— Adiós a mi dignidades — susurre antes de poner la mano en la manija de la puerta, gire de ella abriendo un poco para asomar mi cabeza.

Eran pocos alumnos los que estaban aquí, incluido Sebastián y obviamente Mr Lozano.

El profesor se sentó en la silla del escritorio pero se levantó de inmediato, los alumnos empezaron a reír, al parecer le habían hecho una broma. Rápidamente el se acercó a Diego, el chico en verdad se veía intimidado. No tenía idea de si el había hecho la broma o que había pasado, pero le quitó un producto dudoso y después se fue a su escritorio de nuevo, no sin antes levantar una envoltura de frituras que había ahí.

— Profesor Lozano, me permite un segundo — por fin hable entrando por completo al aula, el profesor me vió asombrado, Sebastián también me dio una mirada cuando pase cerca de él.

— Señorita Vidrio — mencionó con una sonrisa — Que milagro verla por aquí, no me diga que también está castigada.

— Es que tengo unas ideas para el equipo de fútbol femenil — me excuse — Y quería hablarlo con usted, como es el profesor más influyente.

— ¡Genial! — exclamó— pero no ahora. — se giró dándome la espalda

Gire mi cabeza viendo a Sebastián, el me sonrió levemente, con mi mano le hice de señas para que se acercara a la ventana pero me detuve cuando Mr Lozano se giró de nuevo a mi.

— Ya sabe que se viene el juego de los lobos... — tome su brazo para que se enfocara en mi — ¡Wow, que bícep tan grande! — fingí sorpresa y el me miró raro.

Sebastián recogía sus cosas para después ponerse de pie y hacer lo que le dije, acercarse a la ventana.

— Señorita... — hablo el profesor pero lo interrumpí.

— ¡Y el otro es mucho más grande! — grité tomando su otro brazo y el me dió una sonrisa — No toma asteroides ¿cierto? Por que oí que los asteroides pueden llegar a desintegrar sus... Partes, bueno... No es que yo esté pensando en sus partes — Los alumnos comenzaron a reírse — No me importan de hecho — afirme

— Espero que no — afirmó de igual forma sonrojado por mis palabras mientras de reojo podía ver a Sebastián casi abrir la ventana. El profesor estaba por girar a donde el pero lo evite.

— El punto es, que hemos estado perdiendo cada año y estuve pensando en una Estrategia que por fin nos regale el triunfo — dije mientras Sebastián estaba casi saliendo por la ventana

— ¿Y cual es? — preguntó intentando ver al  otro lado pero de nuevo lo impedí

— Lo que nos enseño — respondí demasiado rápido

— ¿Y que les enseñe? — preguntó confundido

— ¡El engaño!

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐓𝐢 | 𝐒 𝐂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora