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ALLISON VIDRIO









Me estacione frente a la casa, baje del auto y al mismo tiempo vi bajar a Nailea del auto de su mejor amiga, Jana.

Nailea me vió con recelo antes de que ambas corrieramos a la entrada de la casa y comenzaramos a forcejear, la maldita no me dejaba abrir con mi llave. La puerta fue abierta "mágicamente" por Eduardo Vidrio, nuestro padre.

— ¿Me pueden explicar que pasa con ustedes dos? — cuestionó mientras estaba mirándonos esperando una respuesta.

— Allison le clavó una flecha en el trasero a Alan — Soltó Nailea, quejándose antes de que yo pusiese idear una buena excusa.

— En mi defensa, el me molesto en clases — me sincere ante la mirada de mi padre y el recelo de mi hermana menor.

— Debes castigarla papá, ¡Es una delincuente! — chilló la niña de papá.

Ya les había dicho, mi hermana es una tonta que cree que Alan es un pan de Dios, si supiera lo idiota que es.

— Nai, hija — llamó su atención mi papá mientras yo movía la cabeza un poco. — Debes calmarte un poco, ¿no crees?

— ¿Como quieres que lo haga?, si Allison solo aleja a mis pretendientes — se queja.

— ¿Ya puedo encerrarme en mi habitación? — pregunté a mi padre con un tono cansado.

El suspiro y asintió, genial.

Comencé a caminar y subí de inmediato las escaleras para ir a mi habitación, así ya no escuchaba los quejidos de Nailea. Por eso no me llevaba bien con ella y mi papá lo sabía, por eso siempre le daba la razón para que se callara.

Me senté en el balcón a leer uno de los tantos libros que tenía en un estante, hasta que de pronto mi celular comenzo a sonar. Frunci un poco las cejas sacando el aparato de mi bolsillo y contestando la llamada.

— ¿Que? — contesté de mala gana.

Hola, Ally— dijo Sofía al otro lado.

— Ah, eres tú . — dije — ¿Que pasó?

¿Que haces?, voy en camino a tu casa— dice ella mientras me levanto para asomarme por el balcón y verla.

— ¿En camino o ya estás aquí? — pregunté burlona.

ups, ni modo, te espero abajo.

Negué divertida y colgué la llamada.

Pasé dejando el libro en mi cama y baje las escaleras para ir a la puerta de salida, pero mientras avanzaba me encontré con Sofía.

— Hey— dijo tan pronto como me vio

— ¿A que se debe tu honorable visita? — pregunté y pude ver que mi padre estaba en el sofá leyendo un periódico.

— Te invito a comer comida China, tu pagas— dice Angelicalmente.

— Vete al demonio— dije y ambas reímos — Voy por mi chaqueta y ya vuelvo.

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐓𝐢 | 𝐒 𝐂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora