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ALLISON VIDRIO









Nailea me había contado lo que había pasado anoche en la casa, no podía creer que mi papá hubiera casi golpeado a Sebastián. Aunque me da algo de gracias, eso y más se merece el idiota, aunque también me imagino el sermón que me dará mi papá cuando me vea volver a casa.

Fui temprano a casa por algo de ropa pero no me lo encontré, Nailea dijo que entró más temprano a trabajar y que bueno por que no me lo quería encontrar tan pronto.

El entrenador nos avisó con tiempo que íbamos hacer un ejercicio nuevo, ya que nos habían quitado el fútbol por todo lo que ha pasado. El ejercicio consistía en subir un muro como si estuviéramos escalando una montaña.

— No se por qué este día solo vinieron unos cuantos, pero vamos aprovechar para hacer esta bonita actividad— dijo el entrenador con una sonrisa — ¿Que tal si hacen equipo entre ustedes?

— ¿Equipo con las mujeres? — pregunto Israel en un tono burlón y los "hombres" hicieron ese típico sonido de "Uhhh", como los odio.

— ¿Que pasa Israel? ¿Tienes miedo de que una niña te gane y te patee el trasero? — respondí a la defensiva, las chicas rieron a mi lado, supongo que esto ya era una competencia.

— No creo que sea miedo, más bien sería vergüenza— soltó Córdova con veneno y los hombres de nuevo hicieron ese tonto sonido.

— Míralo, evadiendo la verdad — comentó Nailea burlona, Sofía a nuestro lado soltó una pequeña carcajada.

— Basta, basta — intervino el entrenador— No está bien que se ofendan entre sí.

— Es que las mujeres son tan lentas para el deporte — atacó Edson

— A la mierda todo, las mujeres somos más ágiles que los hombres — contra atacó Sofía, quien estaba más cerca de Edson para hacerlo.

— Ponte el equipo y vas contra mi, chica ágil — le dijo Sebastián

— No, tu vas contra Allison — señalo el entrenador.

Tanto Sebastián como yo volteamos a ver al entrenador con cara de "¿Que demonios haces? ". Sentí la pesada mirada del rubio, así que voltee a verlo fijamente.

Ante su atenta mirada, me puse la protección que el entrenador me estaba dando . Me puse todo con su ayuda, el si era amable, no como Lozano que siempre me estaba molestando.

Me posicione en el lado derecho mientras esperaba a que Sebastián estuviera listo, cuando fue así, se puso al otro lado esperando que sonaran el silbato.

Sebastián y yo nos quedamos viendo fijamente, solo hasta que escuchamos los gritos de nuestros compañeros nos dimos cuenta de que el silbato ya había sonado.

Comenzamos a escalar rápidamente, Sebastián se burlaba de mi por que me llevaba ventaja, pero no me quedaría a ver cómo se burlaba de mi así que hice algo inocente. Cuando estuvimos a la par estire mi pie y le di una leve patada que le hizo perder el equilibrio, el se soltó pero no le pasó nada ya que tenía la protección y una línea de vida que quien sabe cuando habían instalado.

𝐃𝐢𝐞𝐳 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐎𝐝𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐓𝐢 | 𝐒 𝐂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora