CAPITULO XIV: El silencio que no es silencio.

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Llegamos a mi casa, donde tantas veces estuvimos juntos y hoy más que nunca: estamos juntos. Apenas dejé mis cosas y él se abalanzó sobre mí. Nos besamos apasionadamente en un silencio que no era silencio, eran gritos desesperados de amor, de pasión contenida. Sentía sus manos recorrer mi cuerpo, mientras nos desnudábamos en el proceso.

Esa dulzura que nunca había sentido antes, en sus besos, sus caricias, sentía cómo danzaban nuestras almas entre nuestros abrazos apretados, nuestros besos perpetuos que apenas nos soltábamos para respirar unos segundos.

De pronto todo pasó de ser etéreo a ser carnal, la pasión se adueñó de nosotros y terminamos en el sofá de la sala, él sentado ahí y yo encima de él, moviendo mis caderas de forma pausada, lenta hasta que no pude más y apresuré el ritmo, los gemidos se hicieron sonar como melodía que acompaña el viento.

Sus manos sujetaban mi cintura, sus labios se perdían en mi cuello y mis uñas se insertaban en su espalda. Mis gritos de éxtasis fueron seguidos de los suyos, mientras sentía cómo me llenaba por dentro. Éramos un solo ser en ese momento.

- Te amo .... – Dijo como en un suspiro lleno de jadeos.

- Y yo a ti -. Respondí con el poco aire que tenía. – Voy al baño rapidito -. Jadié y me levanté.

Él me siguió con la mirada mientras caminaba, antes de dejar la sala, me detuve para sonreír mientras alzaba el hombro, de forma coqueta.

- Eres hermosa... -.

Le respondí enviándole un beso al aire.

Cuando volvía del baño, lo vi recostado en mi cama, mi alzó un abrazo en ademán de que me acercara. Sonreí y me acerqué caminando de puntillas. Me dejé abrazar y mimar toda la noche, mientras yo besaba sus brazos, su mano y todo lo que podía mientras el sueño se apoderaba de mí.

Después de la sorpresa de mi anillo, adquirí mucha experiencia en planear una boda acompañando a mi amiga Alondra a sus pruebas de banqueta, vestido, las flores, y un sinfín de cosas más para tener una boda espectacular. En secreto, iba escogiendo lo que quería para mi boda con el amor de mi vida.

Me sentía caminando entre nubes todo el tiempo, suspiraba la mayor parte del tiempo mientras pensaba en ese momento, en que Hugo y yo, uniríamos nuestras vidas. Todo me parecía un sueño, de los momentos más felices de mi vida ¿Hugo pensaría lo mismo?

PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora