↳ ❝ [Otra vez ella.] ¡! ❞

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 ִ ࣪𖤐♬ ₊˚

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ִ𖤐♬ ₊˚. Kerim. ⋆☾⋆⁺₊✧

Treinta días... Treinta malditos días.

¿En qué estaba pensando? ¡Treinta días, una fracción de tiempo que demuestra ser una burla ante la complejidad de superar el abismo del bloqueo creativo! En varios arranques de esfuerzo, me aventuré a terminar mi poema, aunque no puedo presumir que este haya sido uno de magnitudes épicas; en realidad, carece de ese aire trascendental que otorga un verdadero arte. Debo decir que no me siento tan orgulloso del resultado, sin embargo, hay un destello de satisfacción en mi interior, pero no proviene del contenido del poema en sí, sino de la representación visual que engendré. Al final, mi decisión se inclinó hacia la ejecución de un dibujo digital, una selección motivada por su rapidez y su compatibilidad con el conflicto mental que me aflige y, aunque estaba realmente jodido con eso, me fue bastante bien y el resultado fue mejor de lo que esperaba.

En estos momentos estoy en camino hacia la facultad porque luego de tanto tiempo en espera, finalmente salió a la luz las fechas de inicio de clases y luego de cinco años sin pisar alguna institución académica, puedo decir que me siento inquieto a niveles exagerados. Creo que esto es más porque olvidé lo que era tener responsabilidad académica, y responsabilidad en general, pero creo que es algo que puedo solucionar.

Iba conduciendo mi auto a velocidades no permitidas porque empecé mal el día pues no puse la hora en la aplicación de alarma en mi teléfono, en lugar de eso, escribí quién sabe qué números en la calculadora.

Tampoco creo que sea demasiado el preocuparme por llegar tarde pues, en la mayoría de las ocasiones, los primeros días de un ciclo lectivo se erigen como una fase de iniciación, en la cual se procede a la presentación de las instalaciones y otros aspectos introductorios. Creo que por esto es que considero que no debería estar tan preocupado por llegar tarde después de todo. Sin embargo, cultivaba la intención de inaugurar mi camino en la universidad con un enfoque irreprochable, caracterizado por una asistencia constante a las clases y una puntualidad ejemplar, pero hoy no es precisamente ese día.

─Buenos días. ─Dije con un tono de voz que intenté que sonara cordial en el preciso instante en el que atravesé el umbral del aula, deteniéndome unos pasos más allá de este. Mi mirada escudriñó este salón, notando lo saturado que estaba de estudiantes, aunque en realidad lo digo porque la mayoría de las sillas estaban ocupadas. Barrí el escenario con la mirada mientras las palabras sarcásticas del profesor se entretejían en respuesta a mi llegada, señalando mi impuntualidad. Señor, gracias por hacer evidente lo obvio, no me había dado cuenta de mi error.

Atravesé pausadamente el entramado de estudiantes que poblaban el salón, sorteando los diminutos intersticios que mi movilidad permitía, con un destino en mente: la única silla desocupada, ubicada al fondo, la cual estaba rodeada por varias personas. Con una mezcla de alivio y satisfacción, finalmente posé mi figura en la mencionada silla, la que parecía haber esperado mi llegada con paciencia. Con una mirada que se desplazó sagazmente en todas las direcciones, procedí a observar con minuciosidad los semblantes de aquellos individuos que me rodeaban en este lugar.

CLAROSCURO © 𝙻𝚒𝚋𝚛𝚘 𝟷 『𝙀𝙙𝙞𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora