Capítulo siete: Una persona muy agresiva.

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Ariana

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Ariana.

A ver, tengo dos cosas completamente claras.

La primera de ellas es la revelación impactante de que ese individuo, el idiota arrogante con el nombre enredado, Kerem, Karem o quizás Kerim, Kerim Aksoy o algo así, ha tejido una confusa red de conexiones conmigo. Sus lazos son mucho más enredados y confusos de lo que inicialmente intenté imaginar. Cada coincidencia parece meticulosamente diseñada, como si el destino mismo estuviera tramando algún tipo de juego retorcido. Es imposible que haya sido mera casualidad que las características físicas de este chico se alineen de manera tan sorprendente con el retrato que tengo de ese tal Kerim. En esta vasta ciudad, considerada por su complejidad y diversidad, parece inverosímil que exista otra persona con ese mismo nombre.

Lo segundo es que, Kerim es un individuo que despierta la curiosidad a primera vista, especialmente en términos físicos. Mi primer cálculo erróneo sobre su estatura me llevó a pensar que rondaba los dos metros de altura; sin embargo, Lauren aclaró este punto: Kerim alcanza una estatura de un metro con noventa y cinco centímetros, una cifra que, aunque ajustada, sigue manteniéndolo en la categoría de exageradamente alto cuando se le compara con mi propia estatura.

Fue en nuestro encuentro en el estacionamiento donde tuve la oportunidad de observarlo con mayor detenimiento. Más allá de su aspecto más evidente, es decir, su imponente altura, Kerim presenta una serie de rasgos que capturan la atención.

Su cabello, en particular, es un enigma en sí mismo. Se extiende en una melena larga (Bueno, más o menos de longitud mediana) y rebelde que se niega a ser definida por una sola textura. No estoy segura si es rizada, ondulada o incluso completamente lisa. Es como si su cabello tuviera un espíritu propio y desafiante que se niega a ceder ante cualquier intento de domarlo. Tal vez, el concepto de un cepillo para el cabello sea completamente ajeno a él, y en lugar de eso, su cabello sigue su propio curso.

Las cejas de él son verdaderamente llamativas, un rasgo distintivo que no pasa desapercibido. Su densidad y grosor se destacan en su rostro, añadiendo un toque de intensidad a su expresión. El tono oscuro de sus cejas contrasta a la perfección con el matiz de su piel, creando un juego de luces y sombras visualmente llamativo.

La estructura de estas mismas es otro enigma que se escapa de mis manos. Comienzan con líneas rectas en su punto de origen, acentuando la definición de su frente. A medida que avanzan hacia el arco superior del ojo, la forma se transforma en una curvatura sutil pero perceptible. Esta leve curvatura añade un toque de suavidad a su rostro, equilibrando la imponente fuerza que emana de sus cejas.

Sus ojos. Es verdaderamente complicado tratar de plasmar en palabras la singularidad de su mirada, ya que sus ojos encapsulan una amalgama de características cautivadoras. Si tuviera que intentar describirlos, podría decir que poseen una forma almendrada. Esta forma, aunque clásica, adquiere un toque distintivo en su rostro. Hay algo innato en su expresión que va más allá de las palabras, algo que resalta y captura la atención de quienes tienen el privilegio de cruzar miradas con ellos. Quizás sea la chispa en su interior, o la forma en que sus ojos reflejan una mezcla única de emociones.

CLAROSCURO © 𝙻𝚒𝚋𝚛𝚘 𝟷 『𝙀𝙙𝙞𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora