Capítulo 31

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Emma tomó un largo sorbo de su botella de agua antes de continuar. Era su último día en Sicilia y con Henry habían decidido escalar un poco el monte Erice. El sol ardía con fuerza, el sudor goteaba constantemente por su espalda mientras subían por el camino angosto y sinuoso. Henry se había adelantado, su cuerpo ágil abordaba la escalada con facilidad. Cuando por fin Emma lo alcanzó, estaba sentado en una gran roca plana cerca del borde del sendero donde los árboles se afilaban, lo que les brindaba a los excursionistas una vista impresionante del campo que se extendía más allá.

—Wow – dijo la mujer mientras se sentaba pesadamente al lado de Henry y se colgaba el bolso del hombro.

—No está mal, ¿verdad? – comentó Henry – Mira, creo que esa es la villa de Zelena.

Señaló a la izquierda, donde un techo de color naranja pálido se asomaba entre las copas de los árboles. El centelleante círculo azul más allá y el destello de un jeep rojo le dijeron a Emma que, de hecho, estaban mirando hacia la casa de la prima de Regina. Se preguntó brevemente qué estarían haciendo las dos mujeres, habiendo optado por no caminar a favor de una mañana más relajada.

—¿Lo has pasado bien esta semana? – Emma le preguntó a su hijo mientras sacaba dos barras de cereal y le entregaba una.

—Ha sido increíble – sonrió – Definitivamente una de las mejores vacaciones de mi vida.

—Las mías también.

Se quedaron en silencio de nuevo, mirando hacia el horizonte. Ambos Swan estaban perdidos en sus propios pensamientos y no fue hasta que Henry hizo la pregunta y Emma se dio cuenta de que ambos estaban reviviendo los mismos recuerdos.

—A papá le hubiera encantado Sicilia – murmuró – ¿Crees que nos está mirando ahora?

—Creo que nos está mirando todo el tiempo – asintió. No era religiosa, pero creía que Neal estaba en alguna parte, cuidando de ella y de su hijo.

—¿Qué crees que diría sobre ti y Regina?

Emma hizo una pausa antes de responder. Era una pregunta que se había hecho varias veces en los últimos meses.

—Tu papá quería que yo fuera feliz – dijo finalmente – No creo que él alguna vez me imaginó comenzando una relación con una mujer, pero quería que siguiera adelante después de su muerte. Espero que sea feliz porque encontré a alguien a quien amo y que me ama.

—Creo que le gustaría Regina – comentó – Se divertirían mucho hablando sobre la historia de la RAF. ¿Recuerdas que eso fue todo de lo que habló papá después de que regresó de ese seminario un verano?

Emma se rió — Le tomó una semana darse cuenta de que nos había aburrido a los dos estúpidamente con todos esos hechos sobre la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos. Quiero decir, es un tema interesante durante un par de horas más o menos, pero siguió y siguió hablando. En realidad, encontré su pasión adorable, aunque un poco intensa después de un tiempo.

Henry también se rió —Todavía recuerdo algunas de esas estadísticas que nos dijo. Solo tenía diez años, creo.

—Tal vez puedas utilizarlos en uno de tus ensayos para tus GCSE – sugirió la rubia – A él le encantaría eso.

—Eso sería complicado ya que estamos sin estudiar la Segunda Guerra Mundial – comentó Henry.

—Nunca retrocedas ante un desafío – dijo Emma – Puedes hacer cualquier cosa que te propongas, incluso si parece imposible cuando lo piensas por primera vez – Mientras hablaba, Emma miró hacia el océano, con el rostro pensativo. Henry se dio cuenta, por supuesto.

Troubled TeachersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora