suspiro 26

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La noche es fría, el cielo está despejado y ve claramente las estrellas en el cielo, la brisa helada todavía azota los troncos de los árboles intentando quitarles hasta la última hoja seca.

Su cuerpo está entumecido aún, el humo del cigarro apenas calienta sus pulmones que parecen ahogarse en las lágrimas que no puede evitar soltar, mientras su mente le atormenta en un vaivén sinfín con tantos y si hubiera que tienen espinas cuando encuentra consuelo en que fue joven y estúpido, sin nada que realmente pudiera haber hecho al respecto. Además, estaba la mentira de por medio.

Aquellos días apenas estaba terminando la universidad y no ganaba nada, porque decidió zambullirse en el sueño que tuvo un día con su abuela, cargado de esperanza y con los bolsillos completamente vacíos, con una familia tan conservadora como la del omega que, probablemente, habría terminado decepcionándolo de algún modo.

Adora a sus papás, pero también los conoce bien, conoce sus límites y las cosas que le habrían permitido hacer o deshacer.

Había sido un estúpido donnadie, ¿qué podría haber hecho por Taemin si le hubiera contado todo?

La impotencia lo desinfla, como sus lágrimas que parecen ahogarlo al entender su propia situación en ese entonces.

¿Alguien como Taemin fue realmente a interesarse por alguien como Minho, incapaz de nada cuando lo necesitaron tanto?

No lo sabía. Su mente intenta salvarlo de un colapso aún más fuerte, sintiendo un poco de piedad por él que apenas entendía todo aquello por lo que Taemin pasó. Siente la cobardía y el miedo recorrer sus rodillas que tiritan al pensarse en los zapatos del omega, viéndose acabado por todo lo que tuvo que soportar.

Él no habría podido con tanto, seguramente.

Una pareja ingresa en la pequeña plaza donde estuvo lamiéndose las heridas, hablan entre risas y quejas que lo distraen por un momento de su miseria.

—¿Y qué se supone que haga ahora? —dijo la voz chillona— ¡idiota!

—Podemos pensar en hacer algo, no lo sé...

¿Y ahora?

Repentinamente la cuestión cambia y su mente parece empezar a sosegarse al igual que su llanto, dejando sólo un rastro en sus pesados suspiros.

Quizá antes no pudo haber hecho nada, incluso si Taemin pudiera haberle contado, o quizá habría hecho cualquier cosa por él, con lo enamorado que estaba de él, pero ahora...

Ahora.

Su cuerpo se puso de pie en automático al darse cuenta de que salió corriendo después de la confesión. Él tiene la respuesta clara, tanto como sus sentimientos por el bonito omega.

Incluso el destino parecía de acuerdo con todo.

Al fin.

Dejó la colilla del cigarro en el basurero cercano al salir de la plazuela y empezó correr con las ideas claras, con los pensamientos nítidos, y con el corazón en la mano. El dolor por el pasado es irreparable, Minho no podía hacer nada más que sentirse impotente e inútil, pero en ese instante sabe que es capaz de todo.

En el orden de las cosas, al diablo con el orden de las cosas, pensó. No sufriría por ello. Él ordenaría su vida como quisiera. Todas esas energías las enfocaría en algo útil; como correr y subir las escaleras a zancadas mientras reza que no sea demasiado tarde y Taemin no se haya arrepentido de escogerlo por sobre todas las personas que seguramente lo merecen.

No es lo que pedíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora