14, cartas

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14, CARTAS

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14, CARTAS

No se había permitido a si misma pensar en ello, pero Aurora había esperado en el fondo, en su inconsciente, que, de alguna manera, su hermano la salude como hacía habitualmente y, al llegar a casa, se comporte como lo hacía normalmente. No había olvidado lo que sucedió en Navidad, pero Aurora esperaba tener al menos un aliado cuando llegue a casa, su aliado.

Desafortunadamente, Theo apenas la saludó con un asentimiento de cabeza una vez que ambos llegaron junto a su madre en el andén 9 y 3/4. Así que Aurora se metió en sus pensamientos, ignorando a su madre, que la regañaba por haber salido del tren detrás de Ron Weasley.

Cuando llegaron a casa, Theo saludó a su padre y subió a su habitación rápidamente. Aurora no recibió el mismo saludo, por supuesto, y sus padres desaparecieron de inmediato, dejándola sola en la puerta de entrada, sin siquiera enviando un elfo a que la ayude con sus cosas. Así que Aurora arrastró su baúl por las escaleras, haciendo fuerza como podía, insultando a todos sus ancestros en el camino. Finalmente dejó su baúl junto a la puerta de su habitación, la cerró y luego se tiró en la cama a gritar, tratando de hundirse en la almohada cada vez más.

Así comenzaron los días más miserables de la vida de Aurora. Sin su hermano, su casa era insoportable. En Hogwarts, Aurora siempre estaba rodeada de amigos. En su casa, sola, de repente sintió como si le quitaran un gran caparazón, una manta o capa que absorbía toda la terrible soledad.

Aurora se refugió en la biblioteca de su casa, pasando de tomo en tomo, observando nuevos libros que antes no hubiera querido tocar. Había bastantes sobre hechizos y maldiciones realmente desagradables, de los tipos que no podía encontrar en la biblioteca de Hogwarts. La colección de sus padres estaba llena de esos. Aurora intentó no pensar demasiado en lo que esto significaba.

Cuando no estaba leyendo, Aurora pasaba todo el tiempo junto a los elfos domésticos, aprendiendo recetas para cocinarse, ya que sus padres seguían con el mismo trato que le habían dado en Navidad. Incluso aprendió recetas de postres, que la elfina Almir le enseñaba con gusto.

Aurora fué notificada, un Jueves, que la familia se iría el fin de semana a Paris, donde se celebraría la boda de Augusta Rosier, una muchacha sangrepura que tenía veinte años. Así que Aurora hizo su baúl con emoción, no por su familia o la boda, sino por el maravilloso viaje que podría tener en Paris. Guardó sus mejores vestidos, túnica y zapatos, y se cambió con la ropa que a su madre le hubiera gustado que usara, y se peinó decentemente.

Aurora llamó a Almir para que la ayude a bajar su baúl, y bajó las escaleras sonriendo, emocionada. Una vez que llegó al vestíbulo de su casa, Aurora lo encontró vacío.

—¿Madre? —llamó, observando el pasillo que llevaba a la sala de estar—. ¿Padre? ¿Theodore?

Aurora llegó a la dala de estar y la encontró igual que el vestíbulo: vacía. Aurora volvió al vestíbulo y observó a Silvy, la elfina doméstica más anciana de su casa, y la que generalmente le hacía los mandados a su madre.

TRAITOR ━Ron Weasley [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora