42, las verdades de mamá

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40, LAS VERDADES DE MAMÁ

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40, LAS VERDADES DE MAMÁ

El comienzo del mes de diciembre llevó a Hogwarts vientos y tormentas de aguanieve. Aunque el castillo siempre resultaba frío en invierno por las abundantes corrientes de aire, a Aurora le alegraba encontrar las chimeneas encendidas y los gruesos muros cada vez que volvía del lago, donde el viento hacía cabecear el barco de Durmstrang e inflaba las velas negras contra la oscuridad del cielo. Imaginó que el carruaje de Beauxbatons también debía de resultar bastante frío. Notó que Hagrid mantenía los caballos de Madame Maxime bien provistos de su bebida preferida: whisky de malta sin rebajar. Los efluvios que emanaban del bebedero, situado en un rincón del potrero, bastaban para que la clase entera de Cuidado de Criaturas Mágicas se mareara. Para su suerte, Hagrid los hizo trabajar con las Salamandras de Fuego.

Debían salir de vez en cuando, para buscar ramas y hojas y tirarlas al fuego evitando que se apague. Las salamandras correteaban entre los troncos y las ramitas, observando con curiosidad cada cosa que les llevaban. A Aurora le agradaban las salamandras porque no les daban mucho trabajo.

La clase de Encantamientos en los últimos periodos fue bastante buena. Flitwick les enseñó los encantamientos estimulantes y Aurora se la pasó riendo y bromeando con Ginny, quien se había sentado a su lado.

A la hora de la cena Aurora comió apresuradamente, se despidió de sus amigas y se reunió con su hermano en el vestíbulo. Habían avanzado poco y nada con la investigación. Todos los días iban a la biblioteca a buscar más libros que puedan hablar sobre las familias de sangre pura. A Aurora le servía mucho para distraerse del estrés de sus deberes y de pensar en Ron. No de una buena manera, claro, ya que su amigo la había estado evitando desde que se amigó nuevamente con Harry. Al principio Aurora lo notó distante, contestándole por compromiso, y luego ya era evidente que Ron no quería estar en el mismo lugar que ella. Aurora se sentía muy mal, estaba triste y confundida. Pero luego comenzó a pensar y llegó a la conclusión de que Ron la usaba para pasar el tiempo que solía pasar con Harry. Ella era una una sustituta.

—Es que no lo entiendo —dijo Aurora sentándose en su cama. Recién había llegado de la biblioteca.

Ginny ya se había acostado para dormir, Olive cepillaba su cabello frente al espejo con el pijama ya puesto y Euphemia se lavaba los dientes con la puerta del baño abierta.

—En los mundiales de quidditch me dió un beso, luego me lleva a ver los dragones y no me suelta la mano hasta que Filch nos atrapa —siguió—. Pensé que éramos mejores amigos, chicas —suspiró y cerró los ojos, controlando las lágrimas—. No quiero ser el reemplazo de alguien.

—No lo eres, Rory —le aseguró Ginny—. Ron es... complicado.

—¿Qué? ¿tú sabes lo que le pasa?

Ginny suspiró y asintió:

—No me corresponde decírtelo, pero estás equivocada.

—Espera —Olive se giró y apuntó a Aurora con el cepillo—: ¿Dijiste que te dió un beso y te tomó de la mano?

TRAITOR ━Ron Weasley [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora