🥡 | 𝗱𝗲𝗹𝗶𝘃𝗲𝗿𝘆 |

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Regresar de la playa había sido un poco como un choque con la sensacion fría de la incertidumbre, de la misma manera en la que el cuerpo se descompensa al despertar de un sueño del que no estas seguro si se trata de recuerdo.

Es a mitad de la carretera cuando Harry se hace consciente de ello. Viendo conducir a Louis con su tono dorado en la piel tras dos días de haber vacacionado, mejillas de un suave color rosa y lentes de sol sobre el puente de su nariz. 

El aire que se cuela por la ventana sacude su cabello, y Harry solo observa. Es todo lo que hace.

Se toma un momento para mirar hacia atrás y mirar a Elio, quien contra toda su voluntad, lucho y perdio una ardua batalla para mantenerse despierto y conversar con ellos sobre todas las cosas que amo de la playa, ahora duerme con su caja de jugo casi vacía apretada en la mano y la señora coco en su regazo. El ha recuperado su color también y su cabello parece un poco crispo tras haberse expuesto a la sal y al cloro, pero duerme con las comisuras de su boca inclinadas un poco hacia arriba.

Su niño es un niño feliz, ¿no es así?

Pero Harry solo ve. Regresa sus ojos hasta Louis y, de alguna manera, se siente tan propio de una ensoñación y tan real al mismo tiempo. El pellizca su brazo, lo hace tres veces en realidad.

Esta despierto.

Louis es real, y lo quiere. Esta ahí y ama a Elio también.

— ¿Estas bien, H?

— ¿Te vas quedar para siempre? — sus labios lo traicionan, pero Louis solo sonríe.

El suelta una mano del volante solo para bajarla hasta alcanzar la pierna de Harry, apretando fuerte en su muslo. Louis lo mira como si pudiese observar debajo de su piel, como si pudiese verlo tras la gruesa coraza que Harry construyo alrededor de él y de su hijo. Como si entendiera, que esto justo ahora — su tacto fuerte, constante que quema y que arde, es lo que necesita.

— Para siempre siempre. — responde él.

Louis no lo suelta en el resto del camino.

Pero lo cierto es que esa tarde se convierte en un parteaguas para Harry. Es como rendirse y ceder, finalmente, al descanso. Dejar de luchar contra lo que siente y lo que quiere.

Porque comienza a verlo y, tal vez más importante, sentirlo en todas partes. Y es que Louis ya era parte de todo eso que ahora hace; se encuentra tan inmiscuido en sus rutinas, sus responsabilidades y su rol sin que siquiera Harry lo pida.

Solo ha aprendido, moldeando un espacio que parece tan natural para él. Incluso desde el día uno.

Lo hace pensar, por irracional que parezca, que tal vez y solo tal vez ese lugar había estado esperando por Louis, como si siempre hubiese sido suyo.

Y es que Harry sabe como eran las cosas antes de conocerlo, puede incluso marcar la fecha en la que Elio pensó que sería buena idea mentirle sobre el evento de su escuela, pero aún con los pocos meses, y la incomoda voz al fondo de su cabeza advirtiendo sobre la premura de su relación, recordar su vida antes de Louis parece tan difícil.

De hecho, se percata, no quiere hacerlo. No cuando tiene el recordatorio constante de todo lo que su vida es ahora, de lo puede –o mejor aún, se atreve a decir, va a ser.

Pues al llegar, son recibidos por el auto estacionado de Louis que aguarda en la cochera desde hace días y que solo usa para ir al hospital y regresar con ellos.

Y en cuanto el motor es apagado, Louis suelta la pierna de Harry solo para tomar su mano y besar sus nudillos en un gesto, de alguna manera, tan devoto que Harry se encuentra descubriendo,  ama recibir. — ¿Hay que dejarlo dormir, si? Lo puedo subir a su habitación, no hay necesidad de despertarlo.

[ 𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗳𝗮𝘀𝘁 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗱𝗮𝗱 ] 𖦹 l.s. | m-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora