Capítulo 6

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Se oían los gritos de la gente en las gradas, era lejano y apenas se podía apreciar pero era lo único que la mantenía algo consciente. 

Nadie había entrado en el baño y tampoco se había movido, solo notaba como las gotas de sangre caían por sus manos mientras sollozaba en silencio, o eso creía

—¿Qué cojones?— oyó como la puerta se abría y alguien entraba

No le prestó atención a la voz, haciéndolo cuando alguien la sacudió levemente

Ella no quiso girarse, había dejado camino libre para que todo ese dolor la carcomiera, pero entonces la persona se puso delante de ella

Sus ojos rojos la miraron con preocupación y ella se sintió como si hubiera despertado de una ensoñación.

Se empezó a mover con torpeza y a mirar a todos lados, apenas podía hablar y sentía como la ansiedad le subía por la garganta

—Oye tranquila— la intentó tranquilizar sosteniéndola por los hombros pero ella solo pudo llorar más fuerte mientras lo miraba con desesperación, suplicándole que la ayudara, que no la dejara sola

Bakugo frunció mucho el ceño y se levantó, recogió algunos cristales y le hizo un torniquete con una toalla.

Se acercó y la tomó por el brazo para levantarla. Uraraka se sacudió por la sorpresa y chilló ante el dolor de sus articulaciones adormiladas

El cenizo consiguió levantarla y mientras la hacía caminar le indicó que irían con Recovery Girl

—¡No!— dijo sacudiéndose y volviendo a caer al suelo de rodillas, presa del pánico. Se encorvó aún más en un abrazo a si misma— no quiero ir, por favor— lloraba mucho y temblaba. Era la primera vez que hablaba desde que entró al baño; su voz se sintió áspera y su lengua torpe

Bakugo chasqueó la lengua

—Deja de decir tonterías y vamos, estás sangrando mucho— la intentó levantar otra vez pero ella se movió con brusquedad

—¡No por favor! Iré mañana, ¿Si? Estoy bien, de verdad, solo...— se abrazó más— no me dejes sola por favor

Bakugo la miró a los ojos y pudo volver a ver ese dolor que vio el día que tiró los edificios, pero esta vez había algo diferente en ellos... Miedo, terror puro a estar sola

Bufó muy irritado. Volvió a chasquear la lengua y se quitó la chaqueta para dársela.

Uraraka solo se cubrió mientras temblaba y se quedó allí, pequeña y encorvada

Dio un respingo cuando tomó su brazo otra vez para levantarla

—Vamos a los dormitorios, tengo algunas vendas y desinfectante pero mañana irás con la vieja

Asintió mientras obedecía. Continuaba muy aturdida y nerviosa pero hizo un esfuerzo por intentar calmarse.

Bakugo la tomaba con fuerza para guiarla, la conducía con rapidez para llegar cuando antes mientras ella se tropezaba con sus propios pies.

Una vez llegaron le ordenó que abriera su habitación y la sentó sobre la cama

—¿A donde vas?— dijo muy asustada tomando su brazo, él se soltó y frunció el ceño

—A por las malditas vendas— dijo y cerró la puerta de un portazo. No tardó en volver y al hacerlo parecía mucho más confundido.

Se acercó y se puso a su altura, tomó su mano y quitó la toalla para echar el desinfectante. Ella se crispó y retorció sus dedos pero no se quejó, no le quedaban fuerzas pada ello. 

Fuerte [Kacchako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora