Capítulo 10

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Después de tomar una larga ducha en donde se pasó pensando exactamente en la discusión que habían tenido, llegó a la conclusión de que el rubio tenía toda la razón para desconfiar de él. Después de todo, no fue claro con sus verdaderas intenciones, aunque parte de eso fue porque temía que JiMin lo repudiara luego de saber sobre sus tendencias sexuales.

Tal vez era un pervertido, no se consideraba una ninfómano pero debía admitir que su gusto por el sexo aumentaba cada vez que encontraba a alguien que le gustaba lo suficiente. Cuando tenía parejas en el pasado, solía detener una gran cantidad de sus deseos, no imponía su fuerza ni sus gustos, incluso si el aburrido sexo que le brindaban era siempre lo mismo, besarse, tocarse durante algunos minutos y luego proceder a meterla.

No era su actividad favorita cuando el sexo era así, no le gustaba.

Él era diferente, le gustaba hacerlo con lentitud para tomar importancia en los verdaderos detalles, como el complacer a su pareja, le gustaba adorar a su persona, desnudarlo, admirarlo, besar cada parte de su cuerpo y verlo retorcerse bajo su toque, esperando con efusividad que diera el siguiente paso.

Por lo regular le gustaba llevar el control, le gustaba que ellos fueran lo suficientemente obedientes como para no poner queja cuando les pedía arrodillarse, le gustaba ver lo dóciles que se volvían por su toque en las mejillas, lo bonitos que se veían poniendo su rostro sobre su pierna, a la espera de que YoonGi les diera indicaciones para aventarse a su regazo.

Le gustaba torturarlos un poco, de buena manera, por supuesto, tampoco era un loco de primera. Los juguetes sexuales por lo regular no eran de sus favoritos, pero de vez en cuando quería probar uno de esos para preparar a su pareja, utilizando la goma para abrirlo y extenderlo para él.

Le llamaba la atención la inmovilidad que le daba a sus parejas durante el sexo. Una vez lo vio en vivo y a todo color, en uno de los clubes a los que antes asistía, y desde entonces tomó como afición someter a sus parejas entre cuerdas o cadenas que le impedían moverse del todo. Le gustaba que ellos estuvieran dispuestos a eso, a meter un pedazo de pañuelo en la boca para callarse y amarrar sus manos detrás de sus piernas con estas abiertas para dejarle hacer todo el trabajo.

Y si se lo preguntan, sí, muchas veces se ha imaginado todo esto con JiMin.

Pero no lo juzguen, todos tienen sus secretos y él tenía guardado los suyos por esa misma razón. La gente lo ve como un loco desquiciado, alegando que era un enfermo. Si tan sólo se dieran el tiempo de analizar se darían cuenta que era una práctica sexual totalmente aceptable, con su respectiva protección de por medio, completamente sana y segura que hacía a las personas alcanzar estabilidad sexual y satisfacción.

O así lo sentía él.

Había algunos cuantos rumores sobre él, había tenido muy pocas parejas en el pasado, parejas que sólo duraban máximo una semana, en donde por supuesto experimentaban las típicas citas románticas, los besos de piquito y los abrazos llenos de cariño. YoonGi también era dedicado y romántico, pero ninguna de las personas con quienes salía había despertado su apetito sexual a tal grado de querer mostrarles su verdadera cara. Algunas otras habían notado que se aburría con el típico sexo común y habían querido aventurarse, motivando a YoonGi a avanzar en su relación, pero cuando él les mostraba lo que realmente quería... bueno, salían corriendo.

Literalmente.

Y él no era ningún loco como para obligarlos.

Su discusión con JiMin le había dejado pensando. Tal vez era el momento perfecto de decirle sus verdades intenciones, aunque nada le aseguraba que JiMin lo aceptaría, le había estado mintiendo durante algún tiempo y ya era momento de confesarle la verdad.

LOVE UNTOLD | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora