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El Recipiente de Sukuna

Ellos murieron hace tantos años pero aún recuerdo cómo eran sus rostros y voces, sus recuerdos aún me perseguía hasta el día de hoy

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Ellos murieron hace tantos años pero aún recuerdo cómo eran sus rostros y voces, sus recuerdos aún me perseguía hasta el día de hoy. El cual era el aniversario de su muerte, del día que yo los maté con mis propias manos y nadie me odió por ellos. Solo que no sabían porque una niña tan inocente que era, fue capaz de hacer tal atrocidad. Pero en realidad, no fue algo difícil de hacer sino era cuestión de si yo estaba preparada para lo que venía después de mis actos. Con lo que tendría que lidiar años después y como mi vida fue yéndose a la basura a partir de que se murieran. Los únicos recuerdos que tenía de ellos, eran gritándome y golpeándome por no ser más fuerte. ¿Qué sentido tenía que yo fuera más fuerte si no tenía interés en salvar a nadie? Yo no pedí ser bendecida con todo esto,
yo solo quería vivir.

Y después del incidente que ocurrió con Geto, no volví a ver a ninguno de mis amigos otra vez. Especialmente a Satoru Gojo, con él, las cosas eran más complicadas que los demás. Desaparecí de la vida de todos, como si un abismo me hubiera tragado hasta que recibí la noticia de que había aparecido un recipiente de Sukuna.
El Rey de las Maldiciones.
Además de que querían que yo viniese a ser su niñera, como si con Satoru no fuera suficiente.

—¿Ya hemos llegado?—pregunté, sentí que se había pasado muy rápido el tiempo.

—Si, Shinei. Nosotros nos ocuparemos del otro problema, este te lo dejamos a ti. Si algo sale mal, sabes cómo llamarnos.—comentó Tora.—Sabes que no tienes porqué hacer esto, Keishin podría ir en tu lugar si aún no puedes.

—Eso es cierto.—afirmó su medio hermano.

—No.—respondió ella muy segura de sí misma.—Soy la líder del Clan Jinsei, la hechicera más poderosa del momento y debo hacer esto. Por menos que me guste.

Eso fue lo que les dije a mis hermanos antes de salir del coche y caminar hasta la oficina del director Yaga, quién una vez había sido mi profesor en la Escuela de Hechicería. Ahora pensándolo bien, si que tuvo una clase difícil él. Recibí algunas miradas y murmullos durante el camino, quizás de la gente sorprendida de verme o que volviera a la Escuela después de lo sucedido. Recuerdo mis palabras como si fueran ayer, cómo le grité a Gojo frente a todos.

"Lo mataste a sangre fría, era nuestro amigo y necesitaba de nuestra ayuda. Lo abandonaste y a la vez arruinaste todo lo que había entre nosotros. Este es mi final con todos vosotros, no volveré a este sitio nunca más."

Bien que seguí cumpliendo con algunas misiones de vez en cuando, haciendo algunos favores y exorcizando maldiciones cuando me apetecía. Esa era la tranquila vida que llevaba hasta ahora. Hasta que un recipiente de Sukuna había aparecido entre nosotros y revolucionó al Mundo de la Hechicería, especialmente a los Altos Mandos que querían ejecutarlo por el miedo a su descontrol y luego estaba Gojo que se oponía a ello y proponía que pospusiéramos la ejecución hasta que se tragase los veinte dedos.

Y la decisión final recaía sobre mí.
Era la única con ese poder.

—Es un placer verlos de nuevo, director Yaga y Gojo, estoy segura de que me habréis extrañado muchísimo durante mi ausencia.—dije al entrar a la habitación, parecía ser que me perdí el rito iniciación que hacía el director.—Mirad lo que os he traído.

Saqué uno de los dedos de Sukuna de mi bolsillo izquierdo, moviéndolo en el aire como si fuera un objeto normal. Satoru estaba francamente sorprendido de verme frente a él de nuevo, el director también pero sabía ocultarlo mejor. Pero probablemente ambos ya hubieran sentido mi presentaciones desde que pisé el suelo de la Escuela de Hechicería. No me extrañaría.

—Esperaba que viniera uno de tus hermanos, Shinei, pero nos alegra tu presencia también.—comentó el director, dirigiéndose al recipiente.—Ella es Shinei Jinsei, la persona que te ejecutará cuando te tragues todos los dedos de Sukuna.

—Pues vaya presentación que me das, director Yaga.—dije.—¿Cuál es tu nombre chico?

—Itadori Yuji.—contestó algo nervioso aquel muchacho de cabellos rosados, estaba sentado en suelo y algo desgastado. "Seguramente Yaga le ha hecho pasar por algún tipo de prueba, quién sabrá." pensé en aquel momento.

—Hola, yo soy Shinei Jinsei, encantada de conocerte a ti y a tu pequeño amigo que tienes en tu interior.—sonreí ladinamente, no estaba asustada de Sukuna. Yo podría contra él fácilmente.—¿Podría hacerte una pregunta, Itadori?

—S-si.

—¿Qué pensarás hacer cuando Sukuna se apodere de tu cuerpo o no puedas contener todos sus veinte dedos? Ya que entrarás a la Escuela y serás un chamán más como nosotros, quiero oír tus planes para el futuro.

Shinei se sentó en el suelo para poder estar cara a cara con el joven recipiente del Rey de las Maldiciones, mientras los otros dos adultos de la habitación observaban detenidamente y expectantes de la respuesta del muchacho. A ella le fascinaba saber cómo un chico sin aparente linaje a la hechicería, podría ser el recipiente de tal maldición. Debe de haber algo especial en él.
Se tragó dos dedos y estaría a punto de regarse tres después de todo.

—Yo me encargaré de que eso no suceda, entrenaré para volverme más fuerte y así poder contener a Sukuna hasta que consiga los veinte dedos.—respondió muy confiado de sí mismo.

—Buena respuesta, muy idealista para mi gusto pero está bien.—hice una pausa para darle el dedo de Sukuna que yo tenía guardado.—Si te doy esto, ¿qué me dice que podrás con esto, Itadori?

—Nunca lo sabremos hasta que lo intentemos.

Se tragó el dedo, segundos después parecía que no lo iba a contener pero volvió a la normalidad y contuvo sin dificultad alguna al tercer dedo.

—Tienes un futuro brillante frente a ti, harás grandes cosas bajo la tutela de mi gran amigo Satoru Gojo.

—Y la tuya.—interrumpió el director Yaga, para sorpresa de todos en la habitación.—Los altos mandos me hicieron llegar una petición para que tú vigilaras a Itadori mientras su condena estuviera pospuesta.

—Eso no puede suceder.—protestó Gojo.—No podemos trabajar juntos.

—Por una vez, estoy de acuerdo con él.

—Pues dicen que si sus condiciones no son cumplidas, Itadori tendrá que cumplir su condena ahora mismo. Así que decidme, ¿estáis listos para dejar esta animosidad detrás vuestra o preferida no hacer eso, y dejar que Itadori muera ahora mismo?

 Así que decidme, ¿estáis listos para dejar esta animosidad detrás vuestra o preferida no hacer eso, y dejar que Itadori muera ahora mismo?

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𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍-gojo satoru ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora