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El entrenamiento de armas

Estaban en la segunda ronda del entrenamiento, lo que ellos disfrazaron como un entrenamiento era en realidad para ver cómo se desarrollaba Itadori sin sacar a Sukuna en alguna pelea

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Estaban en la segunda ronda del entrenamiento, lo que ellos disfrazaron como un entrenamiento era en realidad para ver cómo se desarrollaba Itadori sin sacar a Sukuna en alguna pelea. Si era necesario que utilizara ese poder que no es capaz de controlar, si fuera un entrenamiento normal, ellos dos ya los estarían vigilando desde más lejos pero tenían que tomar las precauciones necesarias. Este lugar era el mismo en el que Shinei entrena debido a su habilidad de los Ojos Divinos y sus técnicas secretas del Clan Jinsei. Digamos que solían ser algo destructivas masivas.

—¿No están ninguno de tus hermanos aquí?—preguntó Gojo al no haberlos sentido cuando entró al Templo.

—Están afuera ocupados con asuntos importantes del Clan.—respondió Shinei.

—¿Son prometedores, a qué si? Megumi cada día se parece más a su padre y eso que le daba igual cuando le dije que yo lo maté. Y los demás tienen muchísimo potencial.—comentó Gojo mientras observaba a los alumnos entrenar.

—Pues si, van a entrenar mucho para poder reemplazarnos. Tienen que volverse más fuertes, aunque no sea como nosotros. Ya que eso par ellos es imposible técnicamente.

—Cierto, ¿cómo podrían superar al prodigio que entró en su primer año ya como chamán de grado especial?

—¿Y al hechicero más poderoso?

—Eso son mentiras, entre tú y yo sabemos que yo no soy el más poderoso mientras tú estés aquí con nosotros.—interrumpió él, cansado que lo llamasen así cuando no era la verdad.

—¿Sabes que hoy es el aniversario de la muerte de Toji Fushiguro? Megumi lo recordó y se sentía culpable de no poder estar triste de lo poco que le importó su padre antes.

Ella decía eso con algo de nostalgia o lastima hacia aquel joven muchacho que había pasado por tanto. ¿Que hacen los padres para que sus propios hijos les odien tanto como para no llorar sus muertes? Eso estaba en manos de los padres y cómo educaban a su hijo, qué futuro tenían preparado para ellos y lo que querían de ellos. En el caso de Megumi, su padre lo alejó todo lo posible del Clan Zenin y no dejó de pensar en él hasta su muerte. No lo mostró pero lo quería.
En el caso de Gojo, sus padres murieron poco después de que despertara el poder de los Seis Ojos. En el caso de Shinei, era más complicado. Ellos empezaron a entrenarla duramente desde una temprana edad, fortaleciendo sus Ojos Divinos y cualquier otra habilidad de combate. Había días que no le daban agua o comida si no terminaba de entrenar.

Y ese estándar se quedó como la rutina de ella en su primer año en la Escuela de Hechicería, como tenía la libertad de no pasar tiempo con ninguno de sus compañeros a menos que hubieran misiones grupales. Hacía lo mismo que le enseñaron desde los ochos. Se sometía a voluntad a aquella tortura. Hubo una epoca en la que lo quería vivir más, dormir y no despertar era su sueño.

—Yo no recuerdo mucho de los míos.

—Los míos se encargaron de que su memoria perdurara en mi cabeza.—dijo Shinei.—Hasta este día no hay ninguno que no pase y me acuerde todo lo que me hicieron.

—Eso fue terrible, sabes que casi se me para el corazón aquel día en el que Shoko, Geto y yo te encontramos tirada en este mismo suelo.

—Lo recuerdo como si fuera ayer. Eso no volverá a suceder, os lo prometí ese día.

—Eso espero, sinceramente, estos años en los que te alejaste de todo el mundo por mi culpa, he sentido bastante tu ausencia. Como dejaban de llamarnos los hechiceros más poderosos pasó a él hechicero más poderoso. Y como todo el mundo siguió con sus vidas y yo pero no se sentía igual.

—Lo entiendo, yo te echaba la culpa porque necesitaba alguien a quien echarle la culpa de toda la rabia que estaba sintiendo. No hubiera reaccionado así si no me hubieras dicho las últimas palabras de Geto, eso fue lo que me afectó.

—Aunque me hubieras odiado aún más que ahora si no te lo hubiera dicho.

—Cierto, estás aprendiendo Gojo.

—No, estoy reparando mis errores y nuestra relación.

|•••|

Para cuando los seis alumnos terminaron su entrenamiento, ya era la hora de comer y ellos estaban tanto exhaustos como hambrientos.
Itadori y Nobara se tumbaron en el suelo como si estuvieran muertos de hambres, Megumi solo los miraba mal e Inumaki solo empezaba a decir los nombres de comida repetidas veces. Panda y Maki eran los más normales en aquella situación.

—Calma, calma, la comida llegará muy pronto.—dijo Gojo a los estudiantes.

Fue justo cuando el hermano mayor de Shinei, Torá Jinsei, entró con ocho cajas de bento con comida recién hecha de la cocina de la casa. Los ojos de varios estudiantes se iluminaron en cuanto vieron la comida y no tardaron en comer en cuanto la tuvieron frente de ella.

—Pareces que los tienes hambrientos, Shinei.—comentó riéndose de la situación.

—Bueno, es que trabajan muy duro y pues se les pasa el tiempo de comida y entrenamiento. Sabes no es como si los estuviera matando de hambre voluntariamente.—respondió al comentario de su hermano mayor.—¿Habéis acabado ya con lo que os pedí?

—Si pero no hubo suerte.

—Bueno ya iré con vosotros la próxima vez.

—Está bien, fue bueno verte Gojo.

Con eso Torá se fue del campo de entrenamiento, entrando a la edificación principal. Mientras los demás disfrutaban de la caja de bento preparadas especialmente para ellos.

—Maki, ¿cómo te pareció usar esa lanza?

—Estuvo bien, se siente mejor que mi arma habitual y probé la otra. Aunque está algo oxidada para mi gusto.—respondió.

—Te la quiero dar, ya que eres la única de todos ellos que realmente usan un arma cuando pelean.

—Se lo agradezco, Shinei sensei.

—No hay de qué.

De un momento a otro, el mundo de Shinei se empezó a volver borroso hasta que fue completamente negro. Es como si la hubiera noqueado de la nada y ella no pudiera evitarlo. Luego tuvo esa visión otra vez.

 Luego tuvo esa visión otra vez

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𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍-gojo satoru ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora