𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍-gojo satoru ✅

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Culpabilidad

shinei's perspective

Habían pasado cinco meses del el catastrófico Incidente de Shibuya, la cual dejó en casi escombros la Sociedad de Hechiceros. Muchas cosas habían cambiado por aquí. Por ejemplo: debido a la ausencia de directores para cualquier escuela, se nombraron nuevos; Iori Utahime fue nombrada como directora de la Escuela Metropolitana de Kioto y Kento Nanami fue nombrado director de la Escuela Metropolitana de Tokio. Los dos hechiceros se estaban ajustando bien a sus deberes y labores nuevos, y conllevan bien la carga. Eran personas responsables que se preocupaban por los más jóvenes y serían un buen ejemplo a seguir. Por eso mismo ese rol de director no recayó ni en mi o Gojo, ambos estábamos aliviados al oír eso.

—¿Qué estás haciendo aquí dentro?—me preguntó Gojo mientras aparecía por detrás mía, nos encontrábamos en el gigante almacén de objetos y armas malditas del Clan Jinsei. Estaba segura de que la mitad no estaban ni registradas.—Pensé que quedamos para comer.

—Se me olvidó, lo siento.

—No te preocupes.—me dijo mientras se acerba a mi.—¿Buscando algo?

—Pues si, verás, el arma de Maki se le rompió en un entrenamiento hace poco y le dije que yo le daría una, ya que esa se la regalé yo.—dije mientras seguía mirando a la gran variedad que tenía en mí y conociendo cada una de las características de estas katanas. Intentaba encontrar aquella que creyera que mejor le vendría. Y vi una que tenía una empuñadura roja.—Está es la indicada, la primera espada hermana.

—¿La primera espada hermana?

—Tiene una historia del todo intrigante esta espada, ya que se forjó una igual a esta en su momento pero esa se perdió y solamente conservamos esta.—pasé mi mano por el filo, necesitaba algo de reparación al estar aquí dentro tanto tiempo pero nada que no se pudiera arreglar.— Algo justo para Maki.

Dije admirando la espada y pensando de todo el trabajo que requeriría esto para que volviera a su máximo esplendor de su era. Tomamos el ascensor para salir de nuevo a la superficie, le ordené a uno de los criados que pulieran la espada y la envolvieran. Ya se la daría cuando la viese la próxima vez.

—Lo siento por olvidarme.

—Ya te dije que no te preocuparas.

Me hablaba en un tono suave, como si entendiera el porqué de mis acciones. Después del Incidente de Shibuya, prácticamente me culpé a mí misma por no ser lo suficientemente fuerte para acabar con eso de una vez. Y haberlos fallado a todo el mundo, la sangre de todos aquellos hechiceros que murieron durante esos 19 días, estaban en mis manos solamente. Gojo no, ya que el no era el debía conllevar esta carga. La más fuerte era quien debía de proteger a todos, a salvarlos cuando hubiera peligro, a derrotar a los villanos y maldiciones, a ser la esperanza de todo en su último momento. No lo pude ser para Nanami o Nobara, quienes murieron mucho antes de que yo o Gojo pudiéramos hacer algo al respecto.

Que yo viviera y ellos no, no tenía remotamente algo de sentido. Recuerdo como Nobara me contó una vez la admiración que sentía por mí y el hecho de que aspiraba a ser tan fuerte y hermosa a la vez como yo. Simplemente pensé en aquel momento "No deberías de desear algo así."

Ellos tenían sueños, y porque yo no fui lo suficientemente fuerte, no pudieron ser cumplidos.

—¿Y cómo está la comida?

—¿Huh?

—Te pregunté cómo estaba tu comida, Shinei, ¿no me estabas escuchando, cierto?—suspiró mirándome, odiaba esa mirada llena de preocupación. Hacía que yo volviera a mi yo adolescente, débil ante cualquier sentimiento.

—Solo estaba pensando en cosas.

—¿Qué cosas?

—Solamente cosas sin importancia.

Respondí jugando con mi comida, no tenía mucho apetito desde hace días por estos mismos pensamientos. La culpa me estaba comiendo por dentro. Aunque probablemente en el fondo supiera que la culpa nunca sería mía, sino de Sukuna o Kenjaku. Pero me daba igual, sentía un grado de culpa y eso era más que suficiente.

Gojo se levantó de su sitio en la mesa, y se acercó a mí, cuando lo miré supe que era lo que quería. Podíamos hablar telepáticamente sin problema alguno, éramos almas gemelas después de todo. Nos tumbamos en la cama de mi dormitorio, mientras me acurrucaba en sus brazos, y me tumbaba en su pecho. Él me acariciaba el pelo y empezó a hablar en un tono suave como de costumbre.

—Sé que estás pasando por un momento difícil, pero tú y yo sabemos que no es bueno que te lo guardes todo ahí dentro de tu cabeza.—comenzó diciendo.—También se que hay cosas que no me puedes contar y lo entiendo, lo acepté cuando quise estar contigo. Pero esto, puedes confiar en mí, y yo trataré de ayudarte todo lo posible.

—Satoru...

—Eres la persona más preciada para mi, no soporto verte tan infeliz.

/•••/

Más tarde ese día, sobre la madrugada, me desperté de repente porque me entró unas ganas urgentes de ir a vomitar en el baño. Corrí prácticamente hacia ahí, arrodillándome a los pies del inodoro y vomitando. Lo que despertó por consecuencia a Gojo también, quien al verme, vino a sujetarme el pelo mientras terminaba de vomitar. Lo miré pensado algo en específico en mente, tenía la sensación de que el también lo pensó.

—Vamos, te ayudaré a vestirte, vayamos a la farmacia, Shinei.—me dijo, yo asentí y me levanté con su ayuda. Cogí la primera chaqueta y pantalón que pude ver y nos subimos al coche. Él estaba conduciendo en silencio mientras posó su mano en mi muslo, y yo ponía mi mano sobre la suya. Aparco justo enfrente del lugar vacío prácticamente a esta hora de la madrugada.—Bajaré yo, tú quédate aquí porfavor.

Asentí, no tardo mucho en conseguir lo que queríamos y volvimos en quince minutos a casa. Fui directa al baño, esperé los minutos a que salieran los resultados de las dos pruebas que me hice, y salí del baño enseñándoselas.

—Las dos han dado positivo, Satoru.