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Humanidad

Aquel verano tras nuestra rotunda fallida misión de la Vasija del Plasma Estelar, estuvimos todos muy ocupados

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Aquel verano tras nuestra rotunda fallida misión de la Vasija del Plasma Estelar, estuvimos todos muy ocupados. Por alguna razón habían aparecido más maldiciones de lo normal por diferentes partes de Japón, al igual que hechiceros de Jujutsu. Bueno, personas con la habilidad de ver las maldiciones. ¿Que no siempre sea bueno? Si ¿Pero qué no tengamos control sobre eso tampoco? También. No encontrábamos en un lugar alejado dentro de la Escuela, algo como un escondite donde pasábamos el tiempo nosotros cuatro. Aunque tras esa misión innombrable, todo cambió en general. Nosotros dejamos de ser nosotros mismos, por lo menos respecto yo y Geto.

—Entonces, ¿qué quieres que haga?—preguntó Shoko sonriendo un lápiz y goma.

—Solo lánzalos en mis dirección, tengo algo que mostraros.—comentó algo emocionado.

La de cabellos castaños hizo lo que el albino le pidió y repelió los objetos antes de que lo tocaran a él en si. Parecía que hubiera usado el "Infinito", una de las habilidades derivadas de la Técnica de Maldición Ilimitada.

—Ahora solo necesito concentrarme mas en teletransporte y dominio, ¿qué piensas Shinei? Quizás podría ir Templó los fines de semanas para entrenar.

—Está bien, se lo diré a Tora.—contesté, luego dirigí mi mirada hacia el pelinegro alejado de nosotros y ocultado bajo la sombra del árbol.—¿Suguru has perdido peso? Te noto diferente.

Gire toda mi atención hacia el, quien tenía un semblante lúgubre y triste hasta un punto. Además de que podía ver claramente los grandes círculos negros bajo de sus ojos, todo en general en el me transmitía una sensación de que estuviera exhausto y sin motivo de vida. Había algo muy mal con Suguru, pero no podía descifrar exactamente el que en concreto.

—Estoy bien Shinei, gracias por preguntar.—me respondió con una sonrisa, la cual años más tarde extrañaría como nada en este mundo. No sabía cómo no pude apreciar lo bonita que era, quizás porque yo también tenía problemas y esperaba que Satoru o Shoko pudiesen ver lo que veía.

Ese fue mi mayor error.
Confiarle la vida de alguien que quería a otras personas. Como siempre dicen, si quieres algo hecho bien, hazlo tú mismo.

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Esa tarde volví al Templo. Las tierras Sagradas de los Dioses Humanos, como algunos lo llamaban, estaba bastante vacío y tranquilo. Ya que, además de que llegué sobre la madrugada, no era época de peregrinaje y eso significaba que no muchos creyentes se estaban alojando aquí. Por supuesto, en la zona que era indicada para ellos. Caminé un rato entre todos los edificios que tenían diferentes utilidades, como el de huéspedes y de Ritos Funerarios. Era un edificio relativamente más pequeño que los demás, que tenía una sola puerta que daba a un ascensor hasta el corazón de Monte. Donde todos mis ancestros y predecesores estaban enterrados en, y era de suma importancia que nadie abriera sus tumbas o algo por el estilo.
Sería equivalente a abrir la Caja de Pandora.

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍-gojo satoru ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora