𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 ||| ᴊᴊᴋ ғᴀɴғɪᴄ
❝ Shinei era la única persona sobre la Tierra,
que era capaz de hacer temblar y sentir miedo
al hechicero más poderoso de su generación.
Aunque ella era su igual en todos los aspectos.❞
𝐠𝐨𝐣𝐨 𝐬𝐚𝐭𝐨𝐫...
ARCO—El recipiente del plasma estelar "¿Qué es ser un chamán de jujutsu?"
( Cada capítulo para este arco tendrá entre 1500-2000+ palabras)
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Estaban ya en su tercer año de la Escuela de Jujutsu, y los cuatro eran inseparables prácticamente. Juntos eran el dolor de cabeza de todos los profesores de la Escuela de Jujutsu, bueno, Shoko no tanto pero de vez en cuando se unía a sus otros tres amigos en sus locuras. Las cuales les resultaba a Satoru (El causante principal), Shinei (La cómplice) y Suguru (El que trata detener los planes pero realmente era un cómplice.) víctimas de cualquier castigo que Yaga les impusiera, ya que prácticamente era el director ahora. Lo único que necesitaba era que se oficializara.
Ahora mismo estaban buscando a Utahime y Meimei quien se supone que estaban en una misión, en la que la hechicera d e primer grado debía evaluar a la segunda para ver si debería ser promovida a Primer grado o quedarse en el Casi-Primer grado. También era porque habían perdido comunicación con ellas desde hace más de dos días. Así que fueron a buscarlas en aquella edificación.
—El dueño de esta pocilga, debió de tener muy mal gusto.—comenté al ver el lugar.—¿Aquí es donde se supone que están?
—Mhm.—dijo Geto.
—Usaré mi técnica de maldición ilimitada, será más fácil.—comentó Gojo ya preparándose para usar la técnica maldita.
—¿Y la barrera?—pregunté
—Siempre podemos ponerla tras la misión, no creo que haga muchísima diferencia. No es que algo vaya a suceder.—comentó Suguru.
Los tres estudiantes se echaron para atrás cuando su amigo utilizó su Técnica de Maldición Ilimitada, que básicamente hizo desparecer la casa. Y puede ser que Satoru hubiera venido en el peor momento posible, ya que Utahime quedó atrapada entre algunos de los escombros que quedaron. Sin embargo, pudo salir ilesa por sí sola. Ese hecho en sí, era todo un reto.
—¿Utahime, vas a llorar?—se burló Satoru de la actual hechicera de segundo grado.—¿Neceistas que alguien te consuele?
—¡Que no estoy llorando!—exclamó en rabia al salir de los escombros y cuando empezó a subir a donde estaban, por las largas escaleras de piedras que quedaron intactas.
Justo Geto apareció por detrás, haciendo que otra de sus maldiciones retejiera a la maldición de la mansión de gusto horrendo. Utahime de nuevo se asustó muchísimo, pegó un grito ante la repentina acción. Satoru se rió aún más, Shinei no lo hizo por una simple razón, sentía un poquito de pena por la chica. Y no tenía ganas de reírse aún.
—¿Vendrías a consolarme a mí Satoru si estuviera llorando?—preguntó Meimei apareciendo de la nada y evitando el desastre que Gojo creó en primer lugar.
