Epílogo

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Cuatro años después...

Verónica estaba enojada, sus padres le habían prohibido salir a jugar a la plaza por pelear con su hermano mayor. ¡Ella no quiso golpearlo tan fuerte!, no fue su intención, solo quería recuperar su pelota favorita.

La pequeña gata movió sus pequeñas piernas sin cesar. Estas eran tan cortas que apenas llegaban al suelo. Odiaba ser tan pequeña, nunca la dejaban hacer nada, su papi la mantenía alejada de cualquier actividad, Verónica no entendía. Se portaba bien, bueno, la mayoría de las veces, y era obediente con papá Mile.

Su bonito rostro estaba fruncido lindamente. Miró con pesadumbre el enorme y solitario jardín del palacio. Quizás sería mejor regresar a sus habitaciones y ponerse a hacer cualquier otra cosa, sí, eso haría.

Pero la pequeña detuvo sus movimientos cuando la enorme figura de Mile apareció en su campo de visión. Verónica amaba muchísimo a su papá, tan grande y fuerte, siempre la protegía de los regaños de su papi. También le daba dulces y mimos, su papá era el mejor.

—¿Qué haces aquí sola princesa?—Mile cargó a su hija y la sentó sobre sus piernas —

—Estoy aburrida papá —

La niña hizo un puchero idéntico al de Apo. De hecho, era la viva imagen del moreno. Todo rizos castaños, ojos verdes y una hermosa cara de muñeca de porcelana. Verónica era la única gata de la familia a parte de Apo, sus otros hermanos eran lobos o híbridos.

Mile todavía recuerda la noche en que se enteró de su existencia. Su nacimiento fue un milagro, no se suponía que Apo pudiera concebir más bebés, así que la pequeña Vera, como le decían de cariño, se convirtió en la consentida de la casa junto con sus hermanos híbridos. Cuando esos tres se juntaban eran un torbellino. El pobre Apo tenía que perseguirlos, y luego los regañaba fuertemente por sus travesuras.

Apo había cambiado tanto, era más maduro, más honesto, más libre. En sus cuatro años de mandato jamás hubo miseria, pena, hambruna. El país resurgió de las cenizas luego del ataque de los Sumettikul. Mile podía decir con total confianza que fue principalmente gracias a Apo, y a Jefferson.

Debía admitir que el idiota no era tan malo después de todo. Le salvó la vida, estaba en deuda con él. Tong, su mejor amigo, había apoyado el plan, Mile sabía que podría con ello, y le confío la vida de Apo y sus hijos con los ojos cerrados. Apo lo abofeteó tan fuerte cuando lo tuvo frente a él, que hasta el mismo Mile se encogió un poco, pero luego abrazó a Tong y lloró agradecido. Era un llanto de alivio, porque después de todo, no permitió que le pasara nada a sus hijos.

—Puedo quedarme un rato a jugar, pero solo un poco Vera, tengo que regresar al trabajo—Mile golpeó con cariño su naricita respingona y rio enternecido cuando los hermosos ojos verdes tan conocidos brillaron —

—Papá—Veronica  dejó caer un bloque de juguete sobre la alfombra de su habitación, estuvo construyendo un castillo con Mile—¿crees que papi sigue enojado conmigo?—

Mile sonrió cariñosamente.

—Claro que no, sabes que te ama—

—Pero...—la niña se apagó un poco —apenas lo veo, seguro está con mis hermanos, papi me odia por golpear a Phawin —

Mile suspiró y atrajo a la bebé a un abrazo.

—Papi no te odia, jamas podría odiarte mi amor. Eres la luz de sus ojos, eres su bebé adorado. Y no, no estuvo con tus hermanos —Mile acarició su suave cabello con cuidado —

—¿Entonces por qué no viene?—la niña estaba confundida —

—Es el aniversario de fallecidos de tus abuelos —Mile habló en voz baja —está de viaje con tu tía Nat a la montaña Phetchburi—

—¿En donde está el templo familiar?—la niña lo miraba con ojos enormes, hermosos como los de Apo —

—Exactamente, papi fue a rendir respetos , se realiza una ceremonia todos los años. Papi se pone triste en estas fechas. Cuando venga, prométeme que le darás un abrazo de oso, bien apretado—

La niña asintió con el pecho oprimido. No le gustaba ver a su papi triste, ni enojado. Su papá era el más bueno, el más hermoso, el más amable. A pesar de que le reñía a ella y a sus hermanos, sabía que en el fondo los quería tantísimo. Se encargaba de decírselo a cada uno todos los días. Así que cuando papi llegara lo iba llenar de cariñitos, como él hacía con ella.

Ese día, bien entrada la noche, Verónica sintió un beso en su frente. Mile ya le había leído su cuento para dormir. Sus ojitos amodorrados se abrieron y se encontró con unos muy similares a los suyos, mirándola con cariño.

—Vuelve a dormir —Apo murmuró mientras acariciaba el cabello de la niña—

Verónica estiró sus bracitos y abrazó a Apo por el cuello. El moreno sonrió y la abrazó de vuelta, aspirando el aroma dulce de su bebé. Recién llegaba de su viaje, estaba exhausto, pero no podía dejar de ir a revisar a los niños. Por muy cansado que estuviera, siempre cuidaría de ellos.

—¿Papi sigue enojado conmigo?—Verónica se apartó—

—Papi jamás se va a enojar contigo, te amo muchísimo mi amor—Apo besó sus mejillas y la niña rio encantada—Mañana quiero que me acompañes a un lugar—

—¿A dónde?—Verónica restregó sus ojos adormilada—

—Vamos a visitar al tío Barcode, quiere que toda la familia esté en su casa, quiere darnos una noticia importante—

—¿Qué será?—la pequeña bostezó—

—No lo sé, tendremos que esperar para saber—Apo la cubrió con la manta y la observó dormir—

                                 Continuará...

¿Qué sigue?
Quiero agradecer a todas esas personitas que me han acompañado todos estos meses en esta travesía. Gracias por su apoyo y comentarios. Me encanta interactuar con ustedes 😊. Más adelante publicaré un mini libro sobre la historia de Jefferson y Barcode, creo que se merecen su propio libro.

Próximamente se viene un nuevo libro con Mile y Apo como protagonistas. Será interesante de una forma deliciosa y oscura. No faltarán las trampas, intrigas, secretos.

El libro se llamará Dulce secreto. Serán publicados sus dos primeros capítulos el lunes 4 de septiembre, ¡estén atentos! Nos vemos pronto mis amores.

Catarsis//MileApo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora