Catarsis//MileApo +18

Capítulo 20

Barcode estaba realmente agotado luego de el viaje a Huamgi. La trayectoria fue rápida, pero la espera en la casa de los Chattapol parecía interminable. Afortunadamente, pudo resolver la diligencia encargada por Apo. Realmente estaba en proceso, pero debía ser vigilada para que todo se realizara al pie de la letra.

Barcode miró los papeles en sus manos y suspiró. Nunca cuestionaría a su rey, pero no le estaba gustando para nada el rumbo que estaba tomando esta decisión. Podía entender sus motivaciones, sin embargo, esto tendría  repercusiomes negativas en un futuro, dependiendo de la interpretación de cada persona.

Otra cosa que lo inquietaba era la extraña asociación de Jefferson con Apo. No entendía el por qué esos dos estaban juntos. Jefferson le parecía sospechoso sobre el envenenamiento de Apo, aunque se probó que él no tenía nada que ver con aquello. Por supuesto que no, si estaba ocupado metiendo su polla en una mujer, como quedó evidenciado en las cámaras de seguridad. Barcode se dijo que no pensara mucho sobre eso. No era su problema en dónde Jefferson metía su polla, ¿por qué siquiera estaba pensando en la polla de otro hombre?

El pelinegro se sonrojó y negó apartando esa línea de pensamiento. El tipo no le daba respiro, coqueteando y tocándolo cada vez que tenía oportunidad o Apo no estaba viendo. Barcode terminaba temblando de ira, impotencia y... algo más.

El peli blanco tenía algún tipo de influencia sobre él. Sus manos no se sentían repugnantes mas sus palabras eran como puñales; sin piedad, burdas, obscenas.

Barcode estaba teniendo una revelación bastante esclarecedora de la vida en los últimos meses. Cuando estaba en casa era feliz, Apo no se veía agitado o triste, siempre estaba sonriente y lleno de energía. Su trabajo iba bien y los lazos familiares eran fuertes a pesar de las carácter de los Wattanagitiphat. Pero una vez que se mudó con los Romsaithong, su brillo se fue apagando poco a poco. Las sonrisas se volvieron lágrimas y su buen corazón se tornó duro.

Barcode nunca había visto tanta falsedad y cinismo en su vida como la que existía en ese lugar. Los duques, marqueses, lores, todos eran víboras venenosas y peligrosas. Jefferson había advertido a Apo sobre una posible traición a la corona la última vez que se reunieron. El moreno realmente no se sorprendió. Nada más con ver el poco respeto que le tenían y los rumores infundados, no sería inverosímil que lo quisieran sacar del camino como fuera.

Pero después de todo, se dio cuenta de que Jefferson no era el tipo de persona que parecía ser. Sí, era un completo fuckboy, descarado y de lenguaje sucio. Cruel, maquiavélico, calculador y manipulador, pero bajo todos esos defectos había un hombre que quería proteger a los suyos y, como quiera que sea, él y Apo eran felinos, no de la misma raza, pero sí provenían de los mismos ancestros.

Barcode guardó los documentos en el cajón del despacho de Apo y los cerró con llave, nadie debía saber sobre esto, ni siquiera sospechar o las represalias serían terribles.

                                                                  ***
Mile fue despertado con la noticia de que llevarían a Apo a la sala de partos esa mañana. No pudo evitar que la incertidumbre y los nervios dominaran su cuerpo. Sabía que solo los mejores estaban tratando a Apo, pero la situación parecía tan difícil de resolver, que sus esperanzas se iban acabando con el paso de los días.

La última vez que vio al menor fue ese mismo día. No se veía nada bien, estaba pálido y apenas podía moverse del dolor que tenía en todo el cuerpo. Apo de todas formas le sonrió y prometió regresar, aunque él mismo sabía que era una promesa difícil de cumplir y que, desde que se enteró de su embarazo de riesgo, le decía a Mile que pusiera a los niños por delante de él.

Mile se estremeció ante el pensamiento de verdaderamente tener que escoger entre la vida de Apo y la de sus hijos. No tenía el corazón ni la fuerza necesaria para ello. Mile siempre creyó que podía tomar las decisiones más difíciles sin que le temblará el pulso con sentimentalismos, pero ahora mismo, sentía que estaba a punto de llorar.