Un príncipe para Edwina [Bridgerton]

7. Conflicto

"Es difícil imaginarse que haya alguna noticia del baile de los Bridgerton distinta a la infatigable resolución de lady Danbury por descubrir la identidad de esta autora, pero convendría tomar nota de los siguientes detalles:

Edwina Sharma fue avistada cruzando umbrales de una conocida librería en la distinguida compañía del príncipe heredero de Prusia.

Inquietantemente y quizás, insatisfecha con el protocolo, a la princesa de Prusia se le vio combatir el tedio, intercambiando palabras y bostezos con la siempre grácil; Francesca Bridgerton.

Por su parte, Francesca Bridgerton, se esforzó por preservar su decoro al dirigirle una sonrisa sutil al muy solicitado conde de Kilmartin.

A dicho conde se le encontró bailando con Eloise Bridgerton, una escena que fue dramáticamente interrumpida por otro de los desmayos de Cressida Cowper.

Eloise Bridgerton, en medio de la apuesta de Lady Danbury, fue retirada espléndidamente de la escena por su protector hermano, Anthony Bridgerton.

Anthony Bridgerton, a su vez, fue observado llevando en sus facciones el matiz pálido de una montaña invernal, tras compartir algunas palabras en privado con su devota esposa, Kate.

Y, ciertamente, Kate Bridgerton, también se sumó al carrusel de intrigas, al ser vista buscando con frenesí a su hermana Edwina. Pero ya era demasiado tarde, la joven dama había desaparecido colgando del brazo de un mencionado príncipe.

Antes de que Lady Danbury pierda mil libras, esta humilde autora, se atreve a apostar por otros eventos más interesantes.  A veces, los mejores secretos se despliegan descaradamente ante nuestros ojos.

¿No cree usted lo mismo, querido lector?"

Revista de sociedad de Lady Whistledown

18 de abril de 1815

—Hyacinth, no puedes convertir la búsqueda de lady Whistledown en el propósito central de tu vida —advirtió lady Bridgerton con tono grave.

—Pero... —intentó defenderse Hyacinth.

Lady Bridgerton alzó su mano con elegancia, en un indiscutible gesto para evitar cualquier interrupción y empezó a susurrar algo sobre los cuarenta años de maternidad que habían dejado una huella en su rostro. Edwina, sentada un poco alejada, dedicó apenas una fracción de su atención al intercambio que tenía lugar en la opulenta cabecera de la mesa del comedor. La apuesta de las mil libras seguía siendo el tema de conversación, pero cuando Francesca mencionó al conde de Kilmartin, la charla tomó un giro más interesante.

Su nombre, John Stirling, resonó en la sala, y de su historia se supo que había estado resolviendo unos asuntos personales cuando la invitación de mano de Anthony le llegó, tan inesperada como bienvenida. Edwina no se mostró sorprendida en absoluto, estaba convencida de que, si alguna podía aspirar a un futuro enlazada con un conde o incluso un rey, era sin duda, Francesca.

Lady Bridgerton inspeccionó con una mirada furtiva el asiento vacío en el que solía sentarse el vizconde. Anthony había pasado la mayor parte de la velada en el segundo piso, haciendo compañía a su esposa Kate. Con fingida atención, redirigió la mirada hacia su hija.

Por un breve instante, Edwina observó la evidente vibra de entusiasmo que irradiaba la familia reunida mientras ella trazaba patrones con sus dedos sobre la cubierta de Emma. Aunque aparentaba estar inmersa en la conversación, su verdadera preocupación estaba enfocada en su hermana, quien se había retirado a la privacidad de sus aposentos hacía ya media hora.