10. Un compromiso

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"Las madres casamenteras están unidas en desgracia ¡Oh, la desdicha! Uno de los solteros más codiciados ha caído en las redes del compromiso".

Revista de sociedad de Lady Whistledown

20 de abril de 1815

Anthony había esperado retornar de su viaje y descubrir su hogar envuelto en llamas, especialmente porque había dejado a cargo a Benedict y a Colin. Quizás, con una dosis de optimismo, hubiera deseado que Eloise reconciliara sus diferencias con Penélope y aplacara ese mal humor que, últimamente, se había tornado insoportable. Y, quizás, hubiera esperado que el clima en Londres fuera un tanto menos... bien, menos típicamente londinense. No obstante, lo que indudablemente no preveía encontrarse eran tres propuestas matrimoniales.

Apenas hubo tenido el tiempo de acomodarse en su estudio y deleitarse con un trago de coñac, como todo caballero digno haría después de soportar las incomodidades de un viaje en carruaje de más de diez horas, cuando su madre abrió la puerta con una amplia sonrisa y presentó a un conocido caballero.

—Lord Kilmartin —exclamó Anthony, levantándose presuroso y lo saludó con una reverencia elegante.

John Stirling, cuya reputación lo destacaba como "el rubí" entre las damas de la alta sociedad, encarnaba todo lo que las mujeres ansiaban en un posible esposo. Y sin lugar a duda, el octavo conde de Kilmartin se encontraba en el punto de mira de las madres casamenteras, encabezadas por Violet Bridgerton. La madre del vizconde se apartó elegantemente, revelando que el caballero no estaba solo. A Anthony no le hizo falta más que una sola mirada para reconocer un rostro que era prácticamente un espejo de sí mismo, o al menos de la persona que solía ser antes de conocer a Kate.

—Lord Bridgerton, espero que su viaje haya sido grato —dijo John, devolviendo el saludo con un gesto cálido y amigable.

—He tenido días más agradables —respondió Anthony, aunque su sonrisa dejaba ver una pizca de diversión. Luego, dirigió la mirada hacia su madre, quien se retiró con un guiño significativo. No sin antes dedicarle unos gestos amenazantes, dejando en claro que, si no lograba concertar un matrimonio entre Kilmartin y alguna de sus hermanas, enfrentaría graves consecuencias.

—Siempre hay momentos mejores por venir—respondió John con una sonrisa. Luego, hizo un ademán con la mano y prosiguió—. Permítame presentarle a mi primo: Michael Stirling.

Anthony lo observó detenidamente, notando que era más alto y robusto que Kilmartin, irradiaba una presencia imponente. Sus espaldas anchas y su físico musculoso insinuaban un posible pasado militar, aunque no podía estar seguro. Quizás era su confianza y apariencia pulcra lo que sugería disciplina y profesionalismo. Al saludar a Lord Bridgerton con un gesto de respeto, su semblante afilado y su mirada penetrante dejaron entrever un toque de misterio; era evidente que Michael poseía un encanto enigmático y seguramente ya se encontraba en la larga lista de solteros codiciados de su madre.

—Es un placer, Lord Stirling —dijo Anthony, indicándoles que tomasen asiento—. ¿A qué debo el honor de su visita?

El conde Kilmartin aclaró su garganta mientras se acomodaba en un exquisito sillón de cuero y su primo permanecía de pie junto a la puerta, mostrando una expresión de aburrimiento.

—Debo confesar que su hermana ha aturdido mis sentidos —declaró con voz grave el conde, desatando la curiosidad de Anthony.

—¿Eloise? Es indudablemente... encantadora... —Aunque, en realidad, no resultaba sorprendente, después de Daphne, Eloise era la siguiente en la lista de un potencial matrimonio.

Un príncipe para Edwina [Bridgerton]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora