Un príncipe para Edwina [Bridgerton]

1. Friedrich

—¡La reina nos ha invitado, Edwina! —El sonido del costoso vestido de Kate sobre la perfecta alfombra persa era tan molesto como lo era que su hermana, a quien ahora tenía un poco más en estima después de los acontecimientos del año anterior, tratara de arrastrarla de nuevo a una ridícula temporada de cortejos.

—Ya he dicho que no iré —sentenció, llevando la taza de té a sus labios y fingió darle un sorbo, aunque el contenido se había agotado hacía media hora.

—Bon—. Kate detuvo su trayectoria y se acercó con paso decidido. Le llamaba Bon de cariño desde que tenía memoria. Una palabra muy sencilla llena de significado. Bon significaba hermana pequeña en hindi, y es que no solo era su hermanita, la única en su vida; Edwina era casi su mundo entero.... casi...—, esta puede ser tu oportunidad, finalmente podrías encontrar el amor ¿Sabes cuántos caballeros nuevos han sido invitados?

La menor de las Sharma puso sus ojos en blanco, por supuesto que lo sabía. Todo el mundo hablaba de la gran comitiva que había llegado de Prusia y Rusia. La misma Lady Whistledown no paraba de mencionar las probabilidades de que en esta temporada una afortunada señorita atrapara el interés de un Romanov.

—Todo es un juego de política, Kate —colocó de nuevo su taza sobre el delicado plato de porcelana—. Todos buscan alianzas. Y yo...

—¡Y tú las tienes! —Kate se inclinó ante su hermana rápidamente y tomó sus mejillas entre sus manos hasta casi apretarlas como si fuera una niña pequeña —¡Mírame!

Edwina se obligó a observarla, los ojos oscuros de su hermana eran una de esas cosas hermosas e inexplicables de la vida. Podía verse a sí misma y perderse en segundos.

—Eres la cuñada de un vizconde, pero ese no es el principal motivo. Eres hermosa, Bon, eres inteligente y talentosa. La misma reina te declaró el "diamante de la temporada". Cualquier marqués, barón o conde podría enamorarse de ti.

—¿Qué pasó con todo aquel tema de dejarme brillar por mí misma? —sentenció, cortando de raíz toda aquella actuación, donde de nuevo su hermana mayor pretendía controlar su futuro.

Los ojos de Edwina brillaron con astucia y Kate soltó sus mejillas con un sonoro suspiro que terminó despertando a Newton.

—Por supuesto que puedes decidir...—. Kate se irguió, de nuevo se veía imponente y lejana caminando en círculos por la alfombra.

—No asistiré —manifestó, con seriedad.

—¿Ni siquiera por tres príncipes? —su hermana se detuvo, y su mirada vivaz se encendió con malicia.

—Créeme que no podría tener mayor interés por un príncipe que el que siento por Newton. Mucho menos por tres.

El perro levantó sus orejas perezosamente y le lanzó un ladrido lleno de reproche.

—Didi, por favor—prosiguió Edwina. De la misma manera que ella la llamaba Bon, Didi significaba "hermana", y la usaba para dirigirse a la mayor con respeto—, no estoy preparada para salir allá afuera. Dejé a un hombre en el altar por si no lo recuerdas. Y no a cualquier hombre, dejé a tu esposo, un Bridgerton.

—Y su majestad se atribuyó el plan—replicó, evitando hablar de aquel suceso donde se había enamorado del prometido de su hermana—. No deberías de ser tan dura contigo. ¡Ya nadie habla de eso!

—Estoy segura de que en cuanto pise esa sala de baile lo harán.

Kate encogió sus hombros y sonrió acercándose con parsimonia al gran ventanal de su casa.