Capitulo 41

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Después de mi visita al cuartel pase unos días en el infierno, la calidez que lo rondaba parecía un alivio perfecto al clima tan helado que había aumentado cada día más en nuestro mundo. Por primera vez en mucho tiempo me sentía bien físicamente, con energía y ya no sentía que necesitaba depender de la ayuda de los demás para mantenerme a salvo.Desde que llegue cada día había sido una lucha constante de saber que en caso de un ataque, no podría defenderme como hubiera podido antes, aun con los poderes de Nai y lo que ahora sabia de los demonios, el frio y la ligera decaída en mi salud había limitado lo que podia hacer, mas de lo que deseaba admitir. Ahora que me encontraba mejor podia volver al terreno de los cazadores, tenia que mantener mi temperatura pero eso era fácil con Davitte y Dylan cerca.

El otoño no tardaba en terminar y los bosques se cubrirían con nieve muy pronto. Cuando cruce el portal desde el infierno hacia la casa de Davitte había hojas secas de diferentes tonos vividos rojizos, naranjas y amarillos, decorando el suelo. Con cada pisada a la entrada se escuchaba el crujir de las hojas y algunas ramas secas que habían caído de los arboles. Apenas abrí la puerta con la llave que Davitte me había dado antes de irme, mi cachorro se lanzo sobre mi, lamiendo mi rostro mientras se emocionaba -Ya te cansaste de Davitte?- le pregunte riendo al perro, acariciando sus orejas antes de sentarme -Como estas mi galletita?- pregunte agarrando un premio y dándoselo. Lo había llamado Galletita, un nombre que en mi opinion era ideal desde que vi una foto de como lucia de cachorro y note la increíble similitud de su pelaje con una galleta de chispas de chocolate, era adorable y dulce aun cuando Davitte intentaba siempre clasificarlo como un perro de guardia para mi protección personal.

-Crees que si hago un pastel lo coman?- pregunte a Galletita y ni siquiera se digno a mirarme, solo mordía su premio -No es buena idea ¿cierto?... ¿En que estaba pensando cuando comencé a salir con un amargo que odia lo dulce y un lobo que no
puede comer nada dulce?- pregunte al aire, sin esperar una respuesta antes de preparar muffins de plátano, al menos no serian tan dulces para Dylan, y de esa forma tal vez convencería a Davitte de comer al menos uno.Cuando termine deje todo listo en la cocina antes de tomar una ducha y cambiarme para darle otro premio al cachorro antes de salir de la casa -Okay, ahora se buen perro y no le digas a Davitte que te di dos premios- le advertí antes de cerrar la puerta. Solté un suspiro antes de dejar el aire helado inundar mis pulmones, aun cuando preferiría abrazarme a Davitte o Dylan, era un día hermoso y nada impediría que disfrutara de la belleza que traía consigo la naturaleza en los últimos días de esa época.

Cuando menos lo pensé ya había recorrido gran parte de los alrededor, me mantenía cerca de la casa pero deje que mis pasos me guiaran de manera perdida hasta encontrar un lago, no era enorme pero abarcaba una buena porción del terreno por lo que me sorprendía nunca haberlo visto, aunque igualmente, nunca había recorrido esa parte del territorio cazador.

-Oh diablos- murmure apenas escuche una rama quebrarse detrás de mi, el sonido era demasiado fuerte como para ser tan solo de un pequeño animal. Intente voltear disimuladamente pero el lobo de pelaje café que tenia sus ojos bien puestos sobre mi no parecía ser engañado por mi intento de no captar su atención, termine de voltearme, quedando frente a frente. Para mi muy mala suerte no era un lobo cualquiera, se trataba de un licántropo, pero lo que mas me preocupaba era si William lo había mandado. Los nervios crecían en mi estomago y el aire se sentía mas espeso conforme retrocedí lentamente en un intento de darme tiempo ante el lobo que solo gruño acercándose más. Era en definitiva un lobo fuerte, su aura era imponente y no me quedaba duda de que sabia pelear por lo que ansiaba alejarme lo mas posible de el, ni siquiera vacilaba en gruñirme aun viendo que yo no representa un riesgo para el.

-Tranquilo, no es una amenaza- dijo repentinamente una voz suave y calmada, el lobo y yo nos volteamos a ver al dueño de esa voz como si ambos quisiéramos entender esas palabras. A pocos metros había un chico de cabellos rubios, aunque era un rubio que no había visto antes... El hermano de Dylan; Lucas y mi propio hermano; Cameron, eran rubios pero sus tonos eran una mezcla de dorados que brillaban como el sol. Este chico tenia un tono que me recordaba curiosamente a la vainilla, una mezcla de mechones de beige y champagne que juntos ocasionaban una sintonía del rubio mas tierno que podría existir.Los muy ligeros rizos en su cabello solo lo hacían lucir mas dulce al punto en que lo confundirás por un malvavisco en la primera oportunidad. Era pálido pero mantenía esa calidez de vainilla en su piel, y ocasionaba el contraste mas sutil ante los ojos grises que portaba, tenia una sonrisa también dulce, todo de el parecía pacifico, su simple apariencia te transmitía la comodidad de un chocolate caliente.Curiosamente reflejaba la misma confianza que Davitte y Dylan, pero su apariencia era totalmente contraria.

Entre Corona Y DagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora