𝖁𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖉𝖔𝖘

491 32 2
                                    

Meses habían pasado, mí vientre estaba tan grande que apenas podía mantenerme cinco minutos de pié.
Me costaba hasta incluso respirar, pero ver mí vientre grande y sentir cada uno de los movimientos de mí bebé, me hacían sentir aliviada. Por lo menos uno de nosotros gozaba de buena salud y agradecía que fuera él.

Al rededor de cinco o seis meses habían pasado y si mis cálculos no me fallaban está semana estaría entrando en trabajo de parto.
Me aterraba la idea de parir aquí, sola y con un montón de psicópatas a mí alrededor.

No sabía nada de mi hijo ni de Katsuki, la última vez que tuve noticias de ellos fue hace tres meses atrás cuando Kats cumplió los dos años.  Recuerdo haber llorado a mares, era la primera vez que estaba tanto tiempo lejos de mí hijo, mí vida aquí era un infierno y sin él era peor.
Himiko esa vez tomo tanta sangre de mí cuerpo que no pude recomponerme en días.

—Dios por favor ya sacame de aquí, no soporto este putrido lugar— lloré como de costumbre — por favor— suplique.

Mis súplicas y llanto se vieron interrumpidos por un fuerte dolor abdominal que recordaba a la perfección.
El maldito dolor pre-parto, las contracciones.

—Tōya— caminé hacia él como pude. —Necesito un doctor—
El dolor era insoportable y ahora había roto bolsa, sentía como aquel líquido caliente se escurría por entre mis piernas.

—¿Qué es lo que pasa?— su mirada paso del estupido televisor a mí— Oh mierda ¿Ya viene? — pregunto un tanto agitado, si no fuera porque es un maldito psicópatas, diría que podría llegar a ser un tierno padre— Espera aquí—.

Él rápidamente salió del lugar y yo rogaba que algo lo iluminará  y me sacara de aquí.
Quería volver con Bakugou, con mí hijo.
Mierda quería a mí familia.

—Por favor bebé espera un poco más, espera a que estemos a salvo con tu papá y tu hermano— supliqué.

Él no esperaría a nada ni a nadie, este bebé quería nacer ahora mismo.

—Tendrás que hacerlo aquí— dijo agitado.

—¿Qué?— no, no, por un maldito demonio —¿Estás loco? Aquí no puedo tener el bebé— aquí no podría, mí bebé no puede nacer aquí—llevame con algún médico o algo— rogue. Necesitaba un médico.

—Alguien está viniendo, pero tendrás que tenerlo aquí—

—No Tōya, te lo suplico, aquí no. — lloré.

—Lo siento, aquí será—

Minutos más tarde estaba frente a mí un médico obstetra, no sabía de dónde carajos Dabi lo había sacado pero en realidad, con este médico aquí me sentía un poco más segura.

Mi cuerpo estaba recostado con las piernas abierta sobre la cama en la que venía durmiendo los últimos meses.
Este no era el lugar ni el mundo al que quería traer a mí hijo.

—Bien _____, puja— indico el hombre.

Llevaba más de seis horas pujando, ya no podía más.
No aguantaría ni un segundo más, estaba agotada.

—Ya no puedo— lloré —Ya no puedo—

—Vamos una vez más y descansas un poco— su voz era suave, sé que estaba intentando calmarme—A la cuenta de tres.— una contracción me llevo a pujar—Uno, Dos, Puja—

—AHHHHH— un alivio inundó mí cuerpo cuando escuché su llanto.

—Mira ahí está, es una bonita niña—

❝𝐁𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐌𝐚𝐧❞〔𝐾𝑎𝑡𝑠𝑢𝑘𝑖 𝐵𝑎𝑘𝑢𝑔𝑜𝑢 𝑦 𝑡𝑢〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora