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- Andando su majestad. - Willy se giró y comenzó a caminar hacia la entrada del sótano, pero yo no podía moverme, sentía un gran vacío, por qué sentía que todo este tiempo fue en vano... Iba a dar el primer paso hasta que lo vi girarse y ver a mi tripulación con asco - Llévenselos caballeros.

Rápidamente me acerque a Roier y tome la mano del guardia evitando que lo tocaran.

- No, ellos no tienen nada que ver aquí, son inocentes... - Vi como el general me iba a ignorar, pero ocuparía lo que deseaba a mi favor. - si los dejas ir, iré contigo sin reproches...

Y ahí se detuvo

- Su majestad, siempre tan inteligente. - soltó un suspiro y miro a los guardias - Dejadlos ir, si alguien pregunta algo yo daré la cara.

Los guardias asintieron y subieron al primer piso de la taberna.

» Bien, ahora andando majestad.

- ¿Podrías dejar que me despida de ellos...? - vi como estaba a punto de negarse así que le dije lo que siempre le decía cuando era niño. - Por favor capitán Diaz...

- De acuerdo, tienes... - sacó su reloj de bolsillo - 2 minutos. - lo vi subir nuevamente junto con los demás soldados.

Suspiré y miré a mi tripulación, sentía mis manos temblar y no podía decir palabra alguna, todas se atoraban en mi garganta, al ver a Roier dolió más, tenía lágrimas en sus ojos y se notaba un poco pálido y pude recordar cuando era un niño abandonado, por qué tenían la misma expresión.

- Lo siento tanto... de verdad quise decirte todo este tiempo, pero... nunca encontré la forma de cómo decirte, había escapado de esa vida por qué... - negué - ya no es tiempo de lamentos...

Mire a los demás, se veían asustados y preocupados.

» Perdonen por el poco tiempo que pude estar con ustedes, son unos maravillosos chicos, son valientes y trabajadores, se perfectamente que podrán encontrar un lugar en otra tripulación. Les agradezco... - Y lo que se suponía estaba prohibido para mí rango, lo ignore por qué yo sentía que ellos lo merecían.

Me incline e hice una reverencia ante todos, agache mi cabeza ante ellos, mire mi sombrero que tenía aquella adorable pluma verde que alguna vez Roier me había regalado cuando era más joven, en aquella expedición a una isla y aquel lindo pájaro verde la había soltado.

Deje mi sombrero en manos de Roier evitando verlo a la cara y subí lo más rápido posible, por qué sabía que si me quedaba más tiempo no sería capaz de abandonarlos.

- De acuerdo Majestad, necesito que se ponga esto.

- ¿Ropa rota y.... desgastada?

- El plan es decir que estuviste secuestrado y esclavizado por un marino, estuvo aquí pero cuando hicimos una revisión rutinaria te encontramos escondido.

- Que asco de mentira tío - sujete las ropas y el capitán me dirigió hacia lo que parecía ser una carrosa por parte de la guardia real.

Me puse la ropa mientras estaba solo, sentí que volvería a llorar cuando lo único que estaba en mi pecho era aquel collar, joder, ¿Que pasaría con Foolish?, me alteró pensar que el creyera que lo había abandonado, pero apostaba que cuando llegara al castillo ya no podría volver a salir. Solo esperaba que todo saliera bien. Al terminar de cambiar mis ropas me mire por el reflejo del cristal de la carroza, el capitán de Luque, aquel que había huido...volvía a ser el Príncipe de Luque.

- ¿Ya has terminado? - tocó a la puerta a lo cual respondí de forma positiva, Willy subió al carruaje y ordeno que se dirigieran hacia el castillo. Pero antes de avanzar pude ver como Maximus salía rápidamente del bar y me miraba con ojos de tristeza, y de sus labios salió un "Lo siento tanto".

Treasures Of The Sea - FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora