Prólogo

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    'The Beauty of the dark' suena suavemente por mi cuarto mientras intento concentrarme en estudiar. Recuerdo cuando escuchábamos está canción mientras leíamos todos los apuntes obtenidos en nuestras salidas nocturnas de ver lugares.
    Llevo trece días en este pueblo, desde aquellos acontecimientos. Aún me cuesta un poco a mi nueva vida, mi nuevo instituto. Me he creado una identidad, la de la chica que no se queda observando a cada compañero intentando averiguar si quiere ser amigo de ella por intenciones buenas o simplemente para burlarse de mí. Una chica que no sabe quién es el que le miente a su pareja cuando les dicen que tiene que hacer algo importante después de clase. La que intenta encajar. Nunca he tenido más de un amigo y ahora me agobio el solo pensar que todos quieren serlo.
    En realidad, me siento sola. Mis padres no están conmigo, sino en la ciudad. Yo estoy en casa de una amiga de mi madre, continuando mis estudios hasta que cumpla los dieciocho y decidir dónde quiero estar.

    Estoy sola. Realmente sola.

    Cierro el libro y la libreta, yendo a mí cama. Me tapo con la manta y comienzo a llorar. Todo es mi culpa y mi padre ha decidido protegerme cargando él con todas las miradas y preguntas de la prensa.
    Seguramente si mis compañeros me vieran llorando por estar lejos de mi familia, pensarían que soy como una niña pequeña. Pero ellos no lo entenderían. Yo llevo una carga pesada de culpa, de que ellos tengan que protegerme.

    Escucho el sonido de notificación de email en el ordenador. Despacio, me levanto de la cama, secándome las lágrimas, volviendo a la silla.

    Entro en el correo y veo que viene de mi cuenta de Facebook. Accedo y me pongo como desconectada, para que nadie me moleste. Trece días sin entrar en esta cuenta, en decidir que jamás volvería a tocarla a pesar de la mentira que dije en la última publicación.
    Mi corazón late deprisa al ver las palabras de aquél chico. Es como si el mundo no quisiera que abandonase esta vida.
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Jareth 19:30

Por favor, necesito tu ayuda, es urgente.
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    Me muerdo el labio, pensando en que no está bien contestar, pero ¿Por qué es tan tentador aceptar, sabiendo que puedo meterme en un lío?

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