Capítulo 9 - 'Los 4 Fantásticos'

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    Estoy traduciendo un texto cuando escucho un leve sonido detrás de mi puerta. Parecía que alguien estaba llorando.
    Me levanto de la silla, dejando el libro a un lado del teclado para evitar la presión en las teclas. Me está costando la traducción como para ver cualquier letra repetida. Apoyo la cabeza en la puerta y logró escuchar lo que es el sonido. Parecía una mujer que estaba llorando.
    Abro la puerta y veo que todo está oscuro, pero el sonido es más nítido. Saco el móvil poniendo la linterna y aún así, no lograba mostrar lo que tenía delante.
   — ¿Hola? —grito, esperando una respuesta. Pero no recibo ninguna— ¿Dónde estás?
    El llanto continúa y lo comienzo a seguir.
    Giro la cabeza para ver la puerta de mi cuarto, pero ya estoy demasiado lejos.
    Inspiro profundamente y continúo siguiendo la voz.

    La voz que llora se desvía del camino hacia el lado izquierdo. Giro un poco y la sigo de nuevo.
   — ¿Dime cómo te llamas?
    Al no recibir otra respuesta más que su llanto, continúo siguiendo la voz femenina.
   — ¿Katherine? ¿Eres tú? —pregunto, esperando un sí.
    Me pone nervioso que no contesté, temiendo que a lo mejor le hayan hecho algo para no hablar. O que la hayan obligado.
    Camino deprisa y la voz cambia otra vez de dirección.

    Comienzo a correr, pidiendo que me hable. Que intente ponerse en contacto conmigo con cualquier palabra de ayuda.
    Siento presión en el pecho al ver que no logro llegar hasta ella. Sea quien sea, el escucharla llorar hace que no lo soporte, porque no puedo ayudarla.
   — ¡Por favor! ¡Déjame ayudarte! —siento cómo la voz se me rompe al gritar— ¡Háblame!
    Siento que no me canso mientras corro, como si mi estamina fuera infinita.
    El llanto se oye por todas partes y me detengo. Miro a mí alrededor, pero no consigo ver a nadie.

    Intento calmarme, pero la voz se mete en mi cabeza, lo que hace que me ponga a hiperventilar. No... no sé de dónde viene... no logro encontrarla...
   —Jake, no me dejes sola —escucho detrás de mí y noto cómo me abrazan. Las manos presionan mi cuerpo, como si se agarrase, no queriendo soltarme.

    Me despierto de un salto en la silla del escritorio. Paso mis manos a la altura donde había notado sus manos agarrándome con fuerza. Había sido un sueño demasiado real.
    Me froto la cara intentando despejarme ¿De quién era esa voz? Supongo que mi subconsciente la ha creado por el estrés.
   Escucho la puerta de la entrada y me levanto despacio de la silla, todavía con el cuerpo temblando por el sueño.

    Cuando salgo, me encuentro con Albert, dejando las llaves en el mueble.
   —Pensé que estabas durmiendo —dice al verme.
   —Me he quedado dormido traduciendo textos —se me escapa un bostezo y me siento en el sofá—. Tenemos nueva información de Paul.
   — ¿Y qué es? ¿Está en la lista de los más buscados?
   —Siento desilusionarte, pero no —le escucho soltar un gruñido, molesto—. Sally ya ha mirado en sus antecedentes y al parecer, tiene varios delitos acumulados en su adolescencia.
   — ¿Y cómo es que le aceptaron en la universidad?
    Arqueo una ceja y él asiente, entendiéndolo.
    Dinero. Seguro que sus padres pagaron una gran suma de dinero a la universidad para que le aceptasen.
   —Pero hay más —veo cómo se cruza de brazos, esperando a por más noticias—. Bianca y Paul se conocían de antes y muy posiblemente tuvieron algo.
   —El chico con quién fue a comprar drogas seguro que era...
   —Paul.
   —Vale, recapitulemos —Albert resopla y junta los dedos, dando pequeños toques—, así que, ambas chicas salieron posiblemente con un psicópata y ese psicópata metido en cosas turbias le haya hecho algo a las dos —asiento, pero no muy convencido dado que gracias a Sally, no entendemos por qué debió tardar en vengarse de ellas— ¿Y qué vas a hacer?
   —Sally seguirá investigando todo lo relacionado con el pasado de Bianca que haya podido tener consecuencias ahora.
    Albert asiente. Su expresión parece preocupado. También a él le afecta el pasado de Bianca, aunque le duela admitirlo.
   —También... —tomo aire, preparado para contarle sobre el email— Recibí ayer un correo del 'Maestro' —la mirada de Al es de sorpresa. Creo que no se esperaba esta noticia.
   —Y... ¿Qué te contaba en ese email? —arrastra despacio las palabras, como si tuviera miedo de preguntarlo.
   —Ya han empezado a pujar —contesto un poco cansado—. Y no puedo hacer nada para evitarlo.
   —Ey, Jake —Albert me mira compasivo, dándome un pequeño golpe en el hombro—, no es culpa tuya lo que a Katherine le está pasando, no dejes que ese tío te torture.
   —Ya lo sé, estoy tratando de estar en calma —echo la cabeza hacia atrás, respirando con calma.
   —Demasiado en calma, diría yo —me dice y giro la cabeza para verle— ¿Seguro que estás bien?
   —Sí, perfectamente —contesto tranquilo—. Tan solo necesitamos acercarnos a Paul, pero como me lo han prohibido a mí, vamos a necesitar a Alice... pero no tengo su número de teléfono, así que me gustaría que me acompañases a-
   —Espera, te paso su número —le miro sorprendido viendo cómo saca el móvil—. Me lo dio porque estaba preocupada, pero hasta ahora no lo he tocado. Ya sabes porqué.
   — ¿Y por qué te lo ha dado a ti sabiendo que no os lleváis bien?
   —Porque si te lo daba a ti, entonces creería que la tendrías miedo —recibo el contacto de Alice por el chat de Albert— ¿Y si creamos un grupo? Quizás así te sientas mejor.
    La verdad es que sí, estaría mejor. Y compartiríamos mejor la información que tenemos cuando no podamos vernos.

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