Capítulo 6- No puedes borrar el pasado

36 4 5
                                    

    Al final dejamos entrar a Alice al piso.
    Albert quedó en medio de ambos, como si quisiera mantenerme a salvo de ella. Su mirada era claramente de desprecio, a Al nunca le había gustado Alice sabiendo los problemas que me había dado.
    Alice Hill espera en la puerta, cruzada de brazos. Lleva una gorra, algo que jamás la había visto llevar.
    Al se gira a mirarme, susurrando.
   — ¿Cómo te fías de ella sabiendo que amenazó a una chica por solo preguntarte tus apuntes?
   —Eso fue en el instituto —se defiende Alice— y te he oído Albert.
   —Ya, quería recordarnos a todos lo loca que estabas.
   —Bueno, al menos yo no iba detrás de las chicas como un perro en celo.
   —Ya basta los dos —alzo la voz, cambiando la posición con Albert y esta vez me pongo en medio de los dos para que no se enfrenten—. No queremos que vengan llamando a la policía.
   —Aunque la policía ya está aquí —dice Alice con orgullo.
   —Ah, estupendo, ahora todos lo que son acosadores pueden llevar arma —Al se cruza de brazos, frunciendo el ceño
    Trato de calmarme, si tengo que ser mediador entre los dos, a pesar de que ella ha venido a verme, lo tendré que ser.  

    Ambos se relajan y yo me quedo más tranquilo al ver que cada uno se apoya en un lugar de la casa, alejados para evitar enfrentarse de nuevo entre ellos.
   —Vale Alice, ¿Qué haces aquí? —pregunto también calmado, también apoyándome en el sofá junto a Albert.
   —Me he enterado de quién es el tío misterioso-
   —Lo sé, el exnovio de Katherine —contesto cansado—, me lo ha contado su padre.
   —Oh, ha debido de ser incómodo...
   — ¿Has hablado con tu futuro suegro? —Al me pregunta sorprendido.
   —No lo llames así... —le contesto incómodo.
    Sabiendo que ni siquiera tengo una cita en serio con Katherine, llamarle suegro me incomoda.
    Aunque ahora mismo, es el menor de mis problemas, porque quizás he cabreado a la única persona que sabe obtener información para ayudarnos.
   —Bueno, también he venido porque quiero ayudarte —Alice me mira tras la visera de su gorra, extrañamente incómoda—, te conozco bien como para saber que no eres capaz de secuestrar a nadie.
   —Gracias por querer ayudarme Alice, pero-
   —No nos hace falta —Al me detiene, hablando "por mi"—, ya tenemos contratada a una detective que al menos no está loca.
   — ¡Al! ¡Calla-
   — ¿Ah, sí? —ella arquea las cejas, curiosa— ¿Y lo sabe el padre de la desaparecida?
   —Es una detective privada, se interesó por el caso cuando Jake se comunicó con ella —Albert sigue hablando, mientras, yo le hago sútiles señas para que parase de hablar—, así que, como ves, no creo que te necesitemos.
   —Ya, sobre eso... —me rasco la nuca incómodo— Quizás ya no nos ayude por tener ciertas indiferencias.
   — ¡Tío! ¿Has cabreado a una adolescente? —Al se ríe, mientras, veo cómo la expresión de Alice cambia a una expresión cada vez más enfadada.
   — ¡¿Es una adolescente?! —alza la voz, mirándonos a los dos confusa— ¡¿Sabes acaso lo que haces?!
   —Puedo explicarlo-
   —Quiero hablar con ella.
   — ¿Para qué? ¿Para que la amenaces como costumbre? —Albert le pregunta a modo de sarcasmo.
   —No, para comprobar que no estáis haciendo algo ilegal —Alice me mira luego con simpatía—, lo siento Jake, confío en ti, de verdad, pero no está bien lo que hacéis. Y como policía-
   —Aún no lo eres —la corrijo.
   —Bueno, pero lo seré —alza la barbilla con orgullo.
    Oigo a Albert toser mientras pronuncia la palabra "Jamás", lo que hace que le fulminé con la mirada. 

    Me siento como un padre viendo discutir a sus hijos. Pero entiendo a Albert, cuando la vimos gritar a esa chica, preguntándola por qué hablaba conmigo. Mi compañera me lloró asustada y fue cuando decidí hablar con los padres de ella, junto con Al y la chica a la que amenazó. Tras aquello, convencimos a los padres de Al de que hablase con servicios sociales porque no quería dejar a mis amigos y tampoco mudarme a mitad de curso. De Alice no supe más, solo que fue a un internado.  

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora