Capítulo 15-El Martir

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    Cuando la policía llegó, nos separaron para interrogarnos. Vinieron incluso los forenses a investigar la escena que el pirómano nos había dejado en el salón.
    Albert les dio el collar sin resistirse, quería colaborar en todo lo que podía. Su expresión era de terror, pensando que quizás sería arrestado. No me extrañaría si lo hicieran, les había oído decir que el que nos tiró ese coctel molotov podría ser alguien que simplemente quería justicia y que Albert salió del piso con la intención de esconder el collar.
    Después nos llevaron a comisaría y ahora mismo Albert está siendo interrogado en otra sala, mientras que a mí me llegan los rumores de los policías que van y vienen mientras espero en las sillas, con un policía vigilándome. Creo que lo hacen con intenciones de que yo pueda tener miedo y hablar, contar la verdad. Pero no hay nada que contar cuando somos inocentes.

    El agente Connors se acerca a nosotros, con una carpeta en la mano. Su mirada es de alguien que está preocupado.
   —¿Cómo estás, hijo? —me pregunta calmado, apoyando la mano en el picaporte.
    Me levanto de la silla, aún bajo la atenta mirada del policía. No sé porque, pero la presencia de Connors me calma más que cualquier otro policía que haya aquí.
   —Estoy preocupado por mí amigo, si puedo ser sincero —intento no sonar cansado con esta situación, pero parece ser que vamos a seguir acabando en comisaría hasta que el culpable sea detenido.
    Hace un sonido de garganta como asistiendo, abriendo así la puerta y dejándome entrar primero.
    Me siento en la silla y Connors en la de enfrente, mirando después al policía que me vigilaba.
   —¿Por qué no nos trae un poco de agua?
   —No tengo sed —intento detenerlo y los miro a ambos—, yo no... no lo necesito.
   —De acuerdo —le hace una señal para que cierre la puerta y luego me mira—. De momento están analizando la sangre del collar que tú amigo encontró.
   —Nos lo tiraron —respondo molesto—, era una trampa.
   —¿Qué quiere decir?
    Sé que Sally dijo que no lo contase ¿pero y si se lo cuento a él? Connors no parece el típico policía que te señala como culpable sin todas las pruebas, y quizás incluso nos pueda ayudar.

    Aunque bueno... también pueda meter a Sally en problemas con los archivos que ha ido encontrando que, queda mas que claro que son de la policía y de su padre. Solo traería malas consecuencias.
   —Las cámaras de las calles —comienzo a decir, recordando lo importante que era ese detalle—, estaban apagadas cuando bajé a la calle para atrapar al que nos tiró esa botella, pero se encendieron a los pocos segundos.
   —Según me han contado, se supone que habíais pedido unas pizzas antes de lo sucedido.
    Algo me golpea entonces, como si hiciera contacto. Miro a Connors que me mira como si lo hubiera entendido.
   —¿Cuánto tardó entre recibir la pizza y bajar a por el atacante?
   —Quizás un minuto o dos —contesto serio.
   —¿Logró verle marcharse? ¿Alguna moto de la compañía de pizza?
   —¿Seguía entonces en el edificio? —pregunto de manera retórica— ¿Estaban compinchados?
   —No hay duda de que hay algo extraño con este caso —bueno, me sorprende que lo haya notado—, y estoy seguro de que tú puedes ayudarme con esto, Jake —mantengo la mirada en él ¿Lo ha notado? ¿Sabrá algo de lo que estoy haciendo?
    La puerta se abre, entrando un hombre trajeado. Me mira a mí y luego al agente Connors, bastante frío.
   —Ya no hay por qué interrogarle, tenemos al asesino de Bianca Fetcher y el secuestrador de Katherine Beinh.
   — ¡¿Lo han encontrado?! —pregunto entre la emoción y el alivio.
    Connors levanta una mano como si me mandase a calmarme, frunciendo el ceño.
   —Jefe Schneider ¿Es eso cierto? —le pregunta mientras se levanta de la silla.
   —Aún no ha confesado dónde tiene a la señorita Beinh, pero todas las pruebas indican que Albert Fisher es el culpable de ambos crímenes.
   —¡No! —exclamo levantándome de la silla— ¡Eso no es cierto! ¡Albert no ha sido!
   —Jacob Miller, por favor, cálmese —la voz de este hombre, Schneider, suena completamente helada. Sus palabras no parecen que quiera de verdad que me tranquilice—, de usted no hay ninguna prueba en contra, pero si aprecia su libertad, será mejor que se dé cuenta de que su amigo le ha engañado todo el tiempo.
    Miro a Connors, buscando su ayuda. No pueden hacerle eso a Albert, acusarlo falsamente.
    Retira su mirada y vuelve a mirar a su superior.
   —Está bien —dice mientras asiente ¿Van a dejar que le detengan sin mas?—. Aunque aún no se ha terminado de analizar el collar que encontraron, quizás no sea de la víctima y simplemente lo hayan colocado para acusarlo.
   —De momento, estará detenido, Connors —vuelve a decir Schneider—. Si no se encontró mas pruebas de que fue él en una semana, daré permiso al juez de que rellenen los documentos para que le ingresen a la prisión Maydol.
    Asiente y se marcha, después me mira a mí.
   —Hemos terminado, Jake —recoge la carpeta y sale de la sala de interrogatorios.

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