Capítulo 3-En casos desesperados...

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    El sol comenzaba a asomarse a través de mis cortinas, con ligeros rayos de sol que tocaban las paredes llenas de póster de películas.
    Llevo observando la pantalla del ordenador desde que he intentado hacer todo lo posible por recuperar esa página web. No he conseguido dormir en toda la noche por estar comiéndome la cabeza intentando averiguar de dónde ha salido. Conozco mis habilidades y esto sobrepasan las mías.
    Mantengo las manos bajo mi mentón, esperando a que quizás pueda salir de nuevo ese correo. Correo que no he conseguido recuperar tampoco. Claramente no puede existir una dirección llamada invisible, los conozco todos, así que lo que me imagino que es, quizás es una especie código para mantenerse invisible por internet una vez que el mensaje ha sido eliminado.
    También he estado buscando el nombre de "El maestro de ceremonias", pero solo he llegado a encontrar descripciones y otras cosas que no tienen que ver con lo que buscaba.
    Tengo en mi cabeza memorizado cada comentario que he visto, era como un circo. Un circo de torturar humanos. Trago saliva al pensar qué es lo que le estarán haciendo a Katherine sin que yo esté vigilando si está bien o si le están haciendo algo terrible. Joder, es que también había comentarios en varios idiomas.
   —'The corner of the poor souls' —pronuncio el nombre de la página, tampoco está en internet por mucho que lo haya buscado ¿Y si me lo imaginé porque estoy preocupado por ella?—. Pero su voz desesperada y asustada era demasiado real.
    Me echó hacia atrás en la silla, llevándome las manos detrás de la cabeza. Si esa página web existe ¿Cómo voy a encontrarla?
    Escucho un sonido de llaves y me levanto de la silla, corriendo hacia la entrada. Parece que Albert ya ha regresado de casa de sus padres.
   —Ya he regresado- ¡¿Jake?! ¡¿Y esa cara?! —exclama al verme, dejando incluso caer su mochila.
   —Ha sucedido algo, Al, algo que no sé cómo explicar —contesto mientras levanto una mano a modo de calma, aunque por mi voz, parezco que sueno como un loco.
   —Vale... ¿cuánto café has tomado esta noche?
   —Perdí la cuenta después del cuarto —contesto y agito la cabeza intentando mantenerme despejado, librándome por un momento de lo que he visto para poder explicarlo bien—. Escucha, he visto a Katherine.
    Al parpadea y su expresión cambia a sorprendido.
   — ¿En serio? ¿Ya ha aparecido? —dice emocionado, colocando sus manos en mis brazos— ¡Eso es genial!
   —No Al, ella... —me froto la barbilla, intentando pensar en cómo explicárselo bien— Anoche me llegó un correo extraño de un tal 'El maestro de ceremonias', junto con un enlace —mientras hablo, vamos al salón y Al se sienta en el sofá, escuchándome con atención— y en ese enlace había un directo que mostraba a Katherine viva y asustada.
   — ¡Perfecto! Entonces díselo a la policía.
   —Espera, porque no termina aquí —le paro la emoción con la mano, para que me deje continuar—, la página web era imposible de captura, no hubo ningún método, ni siquiera el enlace y para cuando quise sacar una foto con el móvil, desapareció.
   —Joder... —veo cómo se tensa, cruzándose de brazos— ¿Y no has podido hacer nada con la dirección del correo?
   —He intentando hacer todo lo posible por recuperarlo, pero ha desaparecido y no hay rastro de él —me siento en la mesita, llevándome las manos a la cabeza, agarrando con fuerza mis cabellos, como si me los quisiera arrancar por los nervios—. Si hubieses visto la clase de comentarios que habían, Al... todos querían pagar por hacerla daño... querían torturarla...
   —Jake, oye —Al coloca sus manos en mis hombros y me mira con confianza—, lograrán encontrarla, lo sé.
   —Yo ya lo he intentado y es imposible, no hay nada que pueda hacer, y créeme, he hecho todo lo que conozco.
    Nos quedamos en silencio, sin nada más que decir.
    Noto mi cuerpo agotado, no he conseguido ni siquiera dormir cinco minutos. Mi cerebro está a punto de estallar, como si me estuvieran martilleando la cabeza por no haber descansado y dejar toda mi energía en buscar algo... invisible. Justo como el correo. Es como si se camuflase por todo internet, pero eso no significa que no exista, de alguna manera puedes acceder a esa página, ¿No?
   —Deberías decírselo a la policía —mi amigo me mira preocupado—, ellos sabrán qué hacer.
   —¿Y qué le digo? Lo único que haré es parecer más sospechoso dándoles una pista falsa, me acusarán de obstrucción policial, el agente Connors pensará que todo esté tiempo he mentido- —hablo deprisa y me levanto, dando vueltas por el salón nervioso.
   —Bueno, yo soy el estado de enfado y tú de paranoico —me detiene agarrándome del brazo—, lo he entendido Jake, estás jodido si les dices que has visto algo que se supone que no existe.
    Sí que es cierto que estoy paranoico, porque no quiero que me señalen como ha sucedido estos días. Y el agente Connors ha sido demasiado amable conmigo, puede que tenga también problemas si creen que dejó escapar a un potencial asesino.
    Jamás me he sentido asustado de esta manera en toda mi vida.
   —Oye, ¿A qué hora tienes la siguiente clase?
    La pregunta de Al me hace recordar que debería estar ahora mismo preparándome para salir.
    Miro el reloj del móvil y me voy corriendo al cuarto para cambiarme.
   —Mierda, mierda, mierda —pronuncio entre dientes— ¡Voy a llegar tarde!
   —Dame las gracias a que he llegado yo.
    Seguramente hubiera seguido delante de la pantalla si Al no hubiera regresado. Al menos he llegado a contárselo a alguien para liberarme de la carga, pero eso no significa que aún no esté preocupado.

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