Capítulo doce: ¿Segunda cita?

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Me quedo parada en el pasillo, a pocos pasos de la puerta que acabo de cerrar detrás de mí.

Sin importar cuánto lo intente, no puedo dejar de pensar en eso que sin piedad surge una y otra vez en mi cabeza, y que actúa como un virus que afecta la escasa seguridad de mi software.

Estoy gorda. Estoy gorda. Estoy gorda. Estoy gorda...

He pasado todo el día debatiendo en qué usar, y, no tengo idea del porqué pensé que llevar este vestido color rosa palo era buena idea.

Es una prenda semiformal de delgados tirantes y escote redondo en los pechos, que me queda bastante ajustada al cuerpo hasta las rodillas; la he combinado con una chaqueta de mezclilla con púas de metal en los hombros para darle un toque mas casual. Llevo todo en conjunto con mis viejas y confiables zapatillas Converse blancas.

Me he maquillado con todas las de la ley, y creo que mi delineado sobre las sombras de color natural en los párpados me ha quedado muy bien. E inclusive las pestañas falsas se ven dramáticas —sin exagerar—, justo como lo quería.

El resultado de las cejas ha sido muy satisfactorio, después de usar un poco de corrector para perfilarlas, desde luego. Por último pero no menos importante: el labial líquido Pillow Talk Blur con efecto aerógrafo de Charlotte Tilbury me ha quedado de maravilla... ¡El problema es mi atuendo! No. Ni siquiera es eso. El problema... catastrófico (?) ¡es que estoy gorda!

Ay, Dios mío... Hoy es uno de esos días, en los que no me siento para nada bien con mi cuerpo.

¡¿Por qué las hormonas me traicionan el día de hoy?!

Hacía varias semanas que ni siquiera me depilaba las piernas, y... otras cosas, y normalmente, después de hacer tal cual me siento genial, pero eso no ha ayudado esta vez.

Suspiro. Tengo ganas de enviar un mensaje a Shanks informándole que debemos cancelar la cita porque me he mudado a la Patagonia, o que he muerto. Ah... Mierda. ¿Por qué tengo que ser tan «yo» en este momento?

Al menos puedo notar que mi cabello ha quedado super lacio. Los mechones que caen hasta mis pechos me lo confirman. Estoy fea. Carajo. Me siento insalvable a pesar de las pocas buenas cosas que he listado en mi imagen.

Estoy nerviosa. Estoy jodidamente nerviosa. Ni siquiera lo tengo frente a mí, y ya me siento nerviosa. Es desconcertante haber encontrado a una persona que me ponga tan... cohibida y tan... ¡Ah! Actúo bobamente boba en mi estado de embobamiento.

La redundancia en la elección de palabras ha sido necesaria; me he quedado estancada en el hecho. Aunque en sí, no hay punto en mantener un frente bombástico. No existe nadie a quien deba impresionar (sin justificación) en este momento.

Por otra parte, la impresionada soy yo; todavía no termino de asimilar que Shanks me detuviera en la acera para introducirse conmigo. ¿Podré alguna vez digerir con absoluta credulidad que este hombre me ha dicho que yo le gusto y que está interesado en mí?

DÉJÀ VU ━━ [En curso] 《66》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora