DÉJÀ VU ━━ [En curso] 《66》

Capítulo cinco: Maldito limbo

[Tn]

Mi perro debería estar feliz porque su tonta humana lo ama tanto, que ya no se queja de lo mucho que suelta pelo blanco por aquí y por allá.

No puedo descuidarme, especialmente si se trata de ropa negra; peor aún, si es tela de cachemira justo como el suéter largo de botones que llevo puesto. En mis pantalones de mezclilla holgados no se notaría nada puesto que son color azul cielo.

Cojo mi mochila Nike de tono lavanda, y también mi bolsa reusable Lulu Lemon que he dispuesto para llevar mi comida.

Repaso mentalmente lo que no debo olvidar cada día antes de salir de la puerta del apartamento para irme a trabajar. ¿Comida? Lista. ¿Apple Watch? Listo. ¿Mis dos pares de AirPods? Listos. ¿Mis Airpods Max de diadema? También, listo. Y estas últimas tres cosas son imprescindibles puesto que no soy nada sin la música.

¿MacBook? Listo. Tampoco puedo dejarla. ¿Qué sería de mí en la media hora de almuerzo sin Hulu, Netflix o Crunchyroll?

Aunque, en ocasiones, dejo descansar el portátil y me llevo el iPad. Y no está mal, porque incluso tengo un teclado que se adhiere magnéticamente en el lateral del cobertor gris que añadí en la compra, el día que adquirí dicho dispositivo. Así que me sirve para después de salir de trabajar. De este modo, puedo usarlo para quedarme escribiendo en algún McDonald's o tal vez en un Starbucks

Una vez que tengo todo listo, cambio mis AirPods Pro, por los cascos para no llevar tanto dentro de la mochila.

Mientras cierro la puerta y avanzo por el pasillo hasta el ascensor, recito mentalmente mi oración personal (porque nunca se sabe —y quiero al menos haberlo hecho— si este fuese mi último día de vida). Pulso el botón y espero porque suba.

Salgo a la acera de la calle una vez que he pasado del vestíbulo. Suspiro ahora que noto que el autobús de la Anime Expo está aparcado a poca distancia de mí.

He deseado asistir a ese evento desde que llegué a Estados Unidos, y nunca he podido ir. Ya casi una década desde entonces.

Imagino que el Convention Center está abarrotado durante esas fechas. Ha comenzado desde el uno de julio, y todo se acaba mañana; día de independencia.

Todo porque me entrego a la esclavitud: trabajar y trabajar. Qué triste es ser yo...

El autobús que me lleva a la Western no tarda en hacer su parada para dejarme abordar al igual que otros pasajeros. El viaje dura pocos minutos hasta que debo bajarme.

Decido pasar por Baguette Paris Bakery Café porque me apetece comprar donas de mochi y tal vez algo más.

Por desgracia, a través del ventanal noto que mi autobús ya se encuentra del otro lado del semáforo. Pero la señora que me hace el cobro es tan lenta que dudo llegar a tiempo aunque opte por correr.