Introducción

1.5K 221 21
                                    

Otra vez me encuentro en este lugar...

Es sombrío, funesto...

No quiero estar aquí...

La preciosa joven que impasible flota frente al espejo me ve.

Quizá ronda la edad de los quince.

Su cuidada y muy delicada apariencia me hace especular acerca de su proceder. ¿Noble? ¿Miembro de la realeza? Quién sabe.

Sus grandes y bonitos ojos azules quizá apagados por la vida que ya la ha abandonado, o tal vez por el hecho de estar bajo el agua, se quedan clavados en los míos.

Su precioso vestido borgoña cuya franja dorada con un estampado que no logro divisar debido a la falta de luz, y que baja desde el centro de su pecho hasta el dobladillo de la falda, ondea como si cayera sin caer.

El revuelo de encaje en sus codos se encoge y se expande con sutileza cuales pétalos de anémona.

De hecho, hay un ramo de dichas flores al fondo. El jarrón que alguna vez las sostuvo también flota varias pulgadas lejos

¿Por qué es que no consigo ignorar a la joven a pesar del caos que la rodea?

Me gusta su vestido. Es muy al estilo victoriano.

¿Retro? Diría que es un buen disfraz si no estuviese al tanto de que estoy teniendo otra vez el mismo sueño.

Y no consigo despertar muy a pesar de que soy consciente de ello.

Me pasa lo mismo cuando voy a la playa y sin notarlo fijo la mirada en la interminable línea que divide las aguas de los cielos.

Pequeños fragmentos de este tétrico escenario vienen a mí a modo de visión.

La primera vez me pregunté: ¿quién es ella? Y, a medida que el acontecimiento comenzaba a presentarse más a menudo, fue cuando pude echar un buen vistazo.

De verdad. No quiero estar aquí...

Es el mismo sitio. El mismo evento.

Hay dos espejos de mango de plata que parecerían reliquias en una tienda de antigüedades —uno más grande que el otro—, y, también logro atisbar muchos accesorios como bolsos de mano de material de terciopelo. Son realmente preciosos.

Las joyas que parecen ser genuinas yacen sobre la alfombra persa; supongo que es por su peso.

Los muebles de madera cuyo estampado elegante en verde olivo y dorado, esos, que dan la pauta de pertenecer a alguien acaudalado, se mueven a mi alrededor sin llegar a tocarme.

Puedo escuchar que los vecinos de al lado ya han comenzado a reproducir música como es lo usual cada mañana.

Que alguien me despierte... Odio la parálisis de sueño.

No quiero estar aquí...

Los entumecidos brazos de la chica están frente a su vientre, como si hubiese intentado entrelazar los blancos y delicados dedos antes de perder la consciencia.

El cabello rubio, que me da la impresión de que antes fue meticulosamente peinado de modo elegante, ahora es un desastre. Algunos rizos se escaparon de la tragedia y han quedado intactos enmarcando su bello y fino rostro.

Es una extraña; sin embargo la conozco.

No, no la conozco de nada. La confundo con alguien más.

No hay varias perforaciones en su oreja izquierda ni las dos que debería tener en la derecha. No hay un diminuto accesorio de oro en la aleta izquierda de su nariz. No hay cicatrices casi desvanecidas en su frente. No hay tatuajes en su brazo izquierdo y mucho menos en su clavícula derecha. Puedo ver lo hermosa e impecable que es su piel blanca y tersa.

Asimismo, apuesto a que en el centro de su espalda no encontraría dos tatuajes que conforman un par.

Pues claro, la hermosa y distinguida doncella no pertenece a mi época.

Se le parece a ese alguien, pero no es. No. No se le parece. O tal vez...

En sus abundantes, alargadas y rizadas pestañas hay varias burbujas diminutas que la separan de lucir como una muñeca en exhibición detrás de un cristal.

Sus mejillas de porcelana son tan rosas como sus carnosos labios.

Es hermosa, casi angelical...

No, en nada se le parece a esa otra que nunca podría pasar por ella ni aunque lo intentase.

¿Quién es? ¿Quién fue? ¿Quién será?

No es cualquier joven. Ella... soy yo.

No acostumbro a dejar notas en las introducciones, pero esta vez tengo algo que decir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No acostumbro a dejar notas en las introducciones, pero esta vez tengo algo que decir.

Antes que nada quiero admitir que todavía no planeaba actualizar esta historia, pero todo sea por —intentar—alegrar un poco el día de una de las chicas que más aprecio y que tanto me apoya en cada locura. 😭❤️

Es quien me alegra el día con sus decenas y decenas de comentarios, sin olvidar esos votos que nunca faltan en cada historia. ¿Por qué no esforzarme al máximo por alguien como ella? 💝

Haré lo mejor que pueda, y, aunque las actualizaciones serán lentas, trataré de que vengan en pares. 🥰

Ya casi finalizo dos obras que tengo por ahí, y, a lo mejor esta se suma a ellas.

Publicaré el capítulo uno a cargo de Shanks y el dos que será narrado por [Tn], el día domingo 23 de abril. ✨

Mi K-chan, espero que esto te alegre un poco cuando lo leas. Te deseo una pronta recuperación. 💐🎈

PD: esta obra está basada en una conversación que tuve con mi bella lectora hace varios meses ya. Hablaré de ello en el apartado de Datos y referencias en su debido momento.

Espero que sea de su agrado, y asimismo, espero contar con su apoyo. ❤️

DÉJÀ VU ━━ [En curso] 《66》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora