DÉJÀ VU ━━ [En curso] 《66》

Capítulo veintiuno: Tempus Fugit

📍NOTA IMPORTANTE: si este capítulo supera los 300 comentarios, sin contar con los de las chicas que siempre me llenan de muchísimas notificaciones y que incluso voy a mencionar: Croco-girl01 JustFakingLove AbeceDarya y mi querida Trafalgar-Doflamingo (que ya esta de regreso por estos lares, y que es a quien le pertenece la dedicatoria de esta novela), entonces me comprometo a actualizar el sábado 16 de junio.

Shanks

Me parece un sueño el tenerla aquí, conmigo; compartiendo el calor de nuestros cuerpos debajo de la misma sábana.

¿Alguna vez voy a cansarme de esa sonrisa que me hace desear convertirme en el amo y señor del tiempo? Lo dudo.

La he tenido desde la tarde de ayer, y la tendré todo el día (hoy jueves), y no se ha ido y ya la echo de menos.

¿Por qué tiene que irse? Me lamento para mis adentros, porque es obvio que debe marcharse porque tiene que regresar a casa junto a su hija. Pero una cosa es lo que Melody tiene que hacer y otra lo que yo desearía que ella hiciera (como por ejemplo: quedarse por siempre conmigo).

Quisiera tenerla a mi lado las veinticuatro horas de los siete días de la semana. Eh, tranquilo, campeón, que te estás pasando de necesitado y... ¡Pero es que la necesito conmigo!

Maldita sea. Esto me eleva en lo más alto de las ilusiones y asimismo me sofoca. Y tengo miedo. Lo admito: tengo miedo.

En la vida había sentido esta conexión tan fuerte e intensa con nadie, y creo que ahora más que nunca puedo comprender a aquellos (sobre todo gente famosa), que conocen poco antes de decidir contraer nupcias, a la persona que se hubiese robado su corazón. El mío ha sido tuyo desde antes de que nacieras, Melody.

Y lo digo así, porque sería tonto que a estas alturas yo intentase negar o llamar «coincidencias» (o cual sea la palabra que mejor lo defina), a todo lo que me parece que hemos vivido juntos. Ahora no sé de qué rayos hablo. Lo único que tengo por seguro, es que no tengo idea de cómo, o en qué época empezó esto que no quiero que se acabe.

La manera en que mi Melody me sonríe siempre consigue dejarme sin aliento y a la vez, me deja suplicando por más.

—¿Qué sucede? —me pregunta. Pues claro, me le he quedado mirando como un idiota y sin decir nada.

—Estaba preguntándome... —murmuro—. Bueno, me preguntaba qué significaban los tatuajes en tu cuerpo.

Ella libera el aire de una linda sonrisa modesta de labios juntos, mientras estira su mano para coger la mía. Guía mis dedos hacia su clavícula derecha, y me explica que decidió tatuarse esa flor de colores iridiscentes en cuyo tallo se forma la palabra «Freedom», exactamente porque deseaba experimentar lo que era la libertad.