Felicia una joven mujer de 39 años, madre de mellizos, viuda y profesora de literatura inglesa.
Para ella después que Fausto miro a causa de la pandemia, vivir se había convertido en la rutina de respirar, jamás imaginó que su vida seria transformad...
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Después de pasar por la tienda a la que fueron por el helado que comerían de postre. Felicia, Namjoon y los chicos por fin llegaron a casa, como la vez anterior al entrar en la sala Namjoon se dejó envolver por la calidez del ambiente, ahora que ya tenía tiempo conociendo a Felicia pudo reconocer que la esencia de la mujer estaba en cada detalle de la decoración, desde los colores, los muebles, las alfombras todo decía Felicia Rivera.
—Sonsengnim ¿Una moneda por tus pensamientos? —la voz de Maggie lo trajo a la realidad.
—Señorita Maggie no hace falta la moneda, te los diré con gusto, pensaba que bien ha decorado tu madre la casa, tiene ese irremplazable calor de hogar.
Al decirlo Namjoon busco los ojos de Felicia quien estaba junto a Simón en la puerta que daba a la cocina. La pelirroja no le devolvió la mirada sentía que si lo hacía se expondría demasiado delante de sus pequeños, solo se limitó a sonreír y contestar en un tono algo coqueto.
—Kim Namjoon si estas queriendo librarte del trabajo llenando de halagos mis intentos de decoradora de interiores, ese no es el camino, te recuerdo que estamos aquí para terminar de ordenar lo referido a la actividad conjunta.
—Miss Rivera no soy un hombre de utilizar halagos porque si, cuándo digo algo es porque estoy seguro de cada una de mis palabras.
Mientras decía esto el profesor caminaba acortando la distancia hasta quedar a centímetros de la mujer, estaban tan cerca que Felicia creyó que la tomaría entre sus brazos, cuando iba a poner sus manos como barrera, Namjoon tomo en volandas a Simón y se dirigió con el niño a la cocina.
—Vamos campeón preparemos la cena.
— Siii Sonsengnim así se habla, somos el mejor equipo, "el equipo Namon".
—Mami ve a refrescarte estas muy roja como que tienes mucho calor.
—Mi niña que cosas dices, pero es verdad necesitó ponerme cómoda.
—Sabes que lo que te pongas te quedará precioso y él sonsengnim no podrá dejar de verte.
La niña miro a su madre y le guiño un ojo para así irse en dirección a la cocina.
Cuando Felicia entro nuevamente "el equipo Namon" junto a Maggie habían comenzado a preparar todo dejando los ingredientes sobre la mesada.
—Muy bien, veo que ya tienen todo resuelto, Sonsengnim hoy aprenderás a hacer nuestras famosas milanesas, yo le daré sabor a la carne, Simón y tú las pasaran por el pan rallado y Maggie pelaras las papas.
Los niños reían al ver a su Sonsengnim luchar con las lonjas de carne, Felicia no pudo resistirse y tuvo que intervenir, tomo las manos de Namjoon y como si las cubriera con arena las tapo con el pan rallado y juntos les daban golpes a los filetes. Por primera vez Simón noto el cambio en su madre y no se sintió demasiado cómodo inconscientemente aparto al joven profesor poniendo su cuerpo entre él y su madre.
