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El agua corre en el cuerpo de ambos muchachos mientras sus pieles desnudas chocan inundando el lugar.

Realmente no se podía estimar con exactitud el tiempo que habían estado en las duchas entregándose por completo.

Pero ninguno quería detenerse.

El cuerpo del mayor, que segundos antes moría por entregarse al ojimiel, ahora se encontraba completamente expuesto, con las piernas abiertas de par en par, recibiéndolo completamente.

Su espalda chocaba con la fría pared de las duchas mientras su vientre crecía conforme las embestidas avanzaban.

—Carajo—susurra el ojiverde recargando su pierna en el hombro del menor para poder sentirlo más profundamente.

Xiao al mirar la expresión de su contrincante suelta un largo gruñido apretando sus manos en la pierna del mayor.

—Que quieres, bonito—pregunta de forma coqueta apretando con fuerza en aquel punto fijo.

Mordiendo sus labios, el ojiverde regresa a verlo negando con la cabeza.

Sentía la vergüenza recorrer por su piel pálida, de la misma manera en que fluía el agua de la ducha. Asi que prefirió no decir nada.

—No quieres que vaya más rápido—cuestiona el ojimiel retándolo a la vez que baja un poco más su rostro hasta llegar a los muslos de mayor. —No quieres que rompa acá—susurra en un hilo de voz completamente excitante para el ojiverde. —Solo dilo bonito—pide dejando un pequeño beso en su muslo muy cerca del nacimiento de su rodilla.

Venti niega con la cabeza soltando pequeños hilos de saliva que se pierden rápidamente por el agua de la ducha.

—No pienso decirlo—responde el mayor cerrando sus ojos con fuerza, sintiendo como su interior se abultaba profundamente conforme el miembro del ojimiel se abría paso.

Por el rabillo de ojo Venti podía observar cómo Xiao se mantenía excepto en poder disfrutar del cuerpo del mayor, únicamente esperando sus suplicas y humillación.

—Deja de luchar contigo mismo, Venti—suspira Xiao apretando con más fuerza su agarre. —Solo dilo, y te hare venir.

El pelinegro niega con la cabeza de nuevo.

—No—musita arqueando su espalda.

Venti, prácticamente sentía morir en cualquier momento. Su interior quemaba y su pelvis se balanceaba al compás de las embestidas.

Sin embargo.

No era suficiente.

Había sido humillado por el tantas veces, que no quería suplicar.

Pero en serio quería ser partido por ese joven nadador.

—Seguro—pregunto incrédulamente el ojimiel subiendo su mano por el vientre abultado del pelinegro, sintiendo como su miembro se sobresalía. —No quieres que esto llegue más profundo, bonito—volvió a preguntar pasando su mano por aquella elevación mientras soltaba pequeñas miradas lascivas.

Venti quería gritarle en la cara y golpearlo, pero por lo visto era demasiado fácil ceder ante aquel ojimiel.

—Mierda, te detesto tanto—susurro abriendo un poco más sus piernas para ser recibido con fuerza. —Hazlo de una vez antes que alguien venga.

Solo fue cuestión de segundos para que la petición del mayor se hiciera realidad.

Con una sonrisa triunfante Xiao agarra entre sus manos los muslos pálidos del pelinegro introduciendo completamente su miembro de una sola estocada, haciendo gritar por lo alto al mayor.

—Asi me gusta de obediente—ríe por lo bajo mordisqueando el muslo del más bajo.

Venti ya no podía responder. Era un completo desastre de gemidos y pequeños chillidos de satisfacción que inundaban el espacio reducido en el que se encontraban.

Solo podía sentir sus caderas meciéndose sin control alguno mientras sus manos buscaban desesperadamente los brazos del menor para arañarlos con fuerza.

—Eres un bruto pervertido—susurra entre chillidos agudos clavando sus uñas en los antebrazos del más alto.

Xiao no puede evitar soltar pequeñas risas de satisfacción entre gruñidos.

—Mira quien habla—susurra saliendo con fuerza para volver a entrar nuevamente. —Se que te derrites por mí, bonito—avisa acercándose peligrosamente al rostro del mayor pegando su frente contra la del mayor. —Ahora haz silencio que no puedo concentrarme—reta mirando fijamente los labios del ojiverde, buscando una sola señal que le permita juntarlos.

Pero más rápido de lo esperado, el ojiverde es quien toma la iniciativa de juntarlos de la manera más profunda y lasciva posible, creando una pequeña guerra campal entre sus bocas, buscando ganar un dominio sobre el otro.

Venti abría la boca mordiendo ligeramente el labio inferior de su contrincante mientras Xiao apretaba con mayor intensidad el agarre de los muslos del contrario jugando con su lengua de manera provocativa.

—Carajo—grita el ojiverde separándose para poder controlar su respiración. —Voy a llegar—avisa con su pecho subiendo y bajando sin control.

Xiao al observar la situación, se distancio un poco para poder analizar mejor al ojiverde.

Inesperadamente, Venti mantenía sus labios entreabiertos soltando hilos de saliva de su intenso beso, mientras mechones húmedos de su cabello corrían por su rostro y su cuerpo prácticamente temblaba en brazos del menor.

Era un jodido excitante desastre.

—Mierda—insulto por lo bajo el ojimiel acelerando el ritmo de sus embestidas y volviendo a juntar de manera desesperada sus labios.

Quería llegar en el interior del ojiverde rápido. Quería destrozarlo por completo y quería que su cuerpo se desbordara del clímax que únicamente él podía darlo.

Porque prácticamente en ese momento el que ambos compartían sus cuerpos desnudos debajo del agua.

Venti ya le pertenecía.

—Mas rápido—suplicó Venti haciendo sonreír al menor. —Quiero llegar, por favor—dijo entre lágrimas de satisfacción que comenzaban a caer por su rostro. —Destrózame.

Xiao soltó un gruñido profundo apretando con sus uñas los muslos del mayor dejándole una marca visible, mientras su miembro bombeaba con tanta intensidad que los gritos del ojiverde eran incontrolables, y solo fue cuestión de segundos para que terminara contra el abdomen del ojimiel.

—Carajo—volvió a insultar el ojiverde separándose por unos instantes del cuerpo del más alto dándose la vuelta para poder irse.

Sin embargo, eso no estaba en los planes de Xiao.

Todavía no estaba completamente satisfecho.

Si iba a hacerlo con Venti iba a hacerlo hasta que su cuerpo colapsara.

—A dónde vas—pregunta irónicamente agarrando entre sus manos la delgada cintura del mayor.

—A cambiarme—responde con el mismo tono de ironía el contrario, inclinando un poco su cuerpo al sentir las manos del menor sobre su cintura.

Xiao suelta una sonrisa demasiado coqueta, acercando una vez más el tarsero de Venti hacia su miembro.

—No tan rápido, bonito—susurra dejando una pequeña mordida en el cuello del ojiverde a la vez que mece la cintura del nombrado sobre su pelvis. —Todavía no he acabado.

Asi, con una sonrisa perversa separa las piernas de Venti una vez más alineado su miembro en la entrada del mayor para volver a embestirlo como segundos antes lo había hecho.

Pero, debido a que ambos jóvenes estaban siendo consumidos por la lujuria de sus cuerpos y llenándose de placer en aquellas duchas, no se percataron de algo muy importante para ambos.

Ninguno de los dos se había dado cuenta, que no eran los únicos en aquellas duchas.

Natación || Xiaoven - Kazuscara Fanfic || Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora