3. Baxter

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Aclaro que esta idea surgió por el anime Ookami Shoujo to Kuro Ouji, pero el desarrollo de la historia es muy diferente, y es totalmente escrito por mí.

Al llegar a casa oí unos susurros que después se hicieron más fuertes, provenían de la planta alta. Me acerqué a la puerta para oír con claridad lo que decía:

“Ya te dije que no me importa lo que hagas en Corea. Gwen cree que no quieres estar con nosotras. Cada vez esto se complica y es mejor que hables con ella” colgó deprisa y aventó el teléfono sobre la cama.

Regresé a mi habitación e hice lo que hacia la mayoría de las noches; llorar.
Mi padre ya no quería estar con nosotras. Lo más probable es que tuviera otra familia.

[...]

— ¿Tus padres se van a separar? —preguntó Summer.

Me encogí de hombros al no saber una respuesta que dar.

—Es triste pero, supongo que si ya no hay amor no se puede hacer nada más. Así es la vida.

—Lo único que quiero es que no se odien. No le hará bien a nadie —respondí.
Aunque la verdad, no quería ver a mi familia echa pedazos.
— ¿Te gustaría ir a comer conmigo y Rachel?

— ¿Cuándo?

—Saliendo de la escuela.

Recordé el acuerdo con Maxwell. Si me marchaba con ellas, él se pondría furioso y daría por terminado con nuestro trato.

—Lo siento, no puedo ir. Comeré con mi novio—esbocé una sonrisa.

—Me alegro por ti. Entonces, no debo preocuparme.

—Por supuesto que no. Estaré muy bien.

La clase de Física recién comenzaba y el profesor volvió a explicar lo que tantas veces había dicho y yo no lograba comprender nada. Si seguía así, lo más probable es que terminaría reprobando el curso. También pensé en conseguir un tutor. Por mi mente pasó pedirle al el chico que es muy bueno en esta materia, pero por otra parte me arrepentía. No parecía amable.
Suspiré y volví mi mirada a la pizarra. Debía concentrarme si deseaba aprobar.

A la salida de clases, corrí a comprar algo de comer en la cafetería y lo guardé en mi mochila. De camino a casa del "ogro" podría comer mi sándwich.

Cuando Maxwell dijo que su casa se encontraba cerca del instituto nunca imaginé que fuera tan cerca. Si lo hubiera sabido antes, hasta pude haber comido en la escuela y no haber corrido como lo hice para llegar justo a tiempo.

Toqué el timbre de la puerta, esperé a que alguien saliera.
— Pasa —Fue lo único que dijo al abrir.

Lo seguí y a penas di unos pasos, un perro salió a toda prisa ladrando como si hubiera visto a su peor enemigo. Por suerte tenía una correa porqué sino...ya estaría muerta.

—Tranquilo Baxter, ella no es tu comida —respondió el ogro que tengo como novio.

«Comida»

¿Cómo rayos el perro podía verme como comida?

—Qué bonito perro tienes —dije sarcásticamente.

—Es un kelpie australiano. Es uno de los perros más requeridos para pastorear rebaños. Al parecer no le has agradado —respondió con toda seriedad.

—De eso ya me di cuenta —lancé una última mirada al perro que gruñía mientras me veía entrar a la casa.

Después de aquel susto miré la decoración de su casa, ¡vaya! sí que tiene muy buen gusto. El color combinaba perfectamente con las figuras colgadas. Aunque de la mayoría no comprendí su significado, eran demasiado raras.

Pequeña mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora