Pequeña mentira

14. Conociéndote

Entré al pequeño restaurante de comida rápida donde Max dijo que estarían. Visualicé el lugar por unos segundos hasta que mi vista encontró la mesa que buscaba. Allí se encontraba él y unos chicos.

—Hola —Todos se giraron para mirarme—. He llegado.

Los chicos me miraron estupefactos, como si no pudiesen creerlo.

—Toma asiento —dijo Max con una sonrisa.

Una vez que tomé asiento el procedió a presentar a sus amigos.

—Ellos son: Joe —señaló al chico que no parecía tan feliz—. Henry y su novia, Melissa —apuntó hacia a la pareja. Ambos me miraban con una gran sonrisa en sus rostros.

—Hola a todos. Es un gusto poder conocer a los amigos de mi novio. Soy Gwen Collin.

— ¡Por fin conozco a la novia del cabezón! —Aquella chica llena de alegría exclamó—. Por un momento creí que nos estaba mintiendo.

— ¡Soy real! —respondí con una leve sonrisa.

—Yo creo que ya es hora de pedir, llevo media hora aguantando el hambre —Joe habló, por ello Melissa le dio un codazo y éste se molestó —. ¿Qué? Es la verdad.

Max rodó los ojos, pero aceptó la propuesta de su amigo. Un hombre llegó dispuesto a tomar nuestra orden.

—Yo quiero un snack y una limonada —La chica pareció no pensarlo mucho.

—Quiero una hamburguesa suprema, una roción de papas... y un jugo de naranja —habló Henry

—¿Sabes cuantas calorías contiene una hamburguesa suprema? ¡Estás comprando tu muerte! —Joe se dirigió a su amigo.

—Deja de joder, por favor —le respondió con fastidio.

—Yo sólo te di un consejo como buen amigo que soy, pero si no quieres apreciar mis consejos no vengas a llorar cuando tengas un problema de hipertensión.

— ¿Y bien? ¿Qué ordenarás, amigo? —Le preguntó el camarero.

—Un sándwich y un agua —finalmente respondió Joe.

—Yo quiero una hamburguesa sencilla y también agua —Max me miró —. ¿Qué pedirás?

Di un último vistazo al menú sobre la mesa.

—Una rebanada de pastel de chocolate. Eso es todo.

El hombre asintió, se despidió y dijo que pronto volvería con nuestros pedidos.

—Cuéntame de ti —Mel se dirigió a mí—. Quiero conocer sobre la chica que ganó el corazón de Maxi.

—¡Hey! No me llames así —se quejó.

—Pero si así te llama tu madre.

—Desde el día en que su madre fue a traerlo en el club de ajedrez y la oímos llamarle "Maxi", lo molestamos algunas veces con eso —Henry río.

—Estos tipos siempre hacen comentarios tontos —respondió Joe sin dirigirse a alguien en específico.

—Háblanos de ti, Gwen —Henry parecía ansioso.

—Bueno, no hay mucho que decir de mí. Estudio en el instituto John F. Kennedy, estoy por cumplir dieciocho años. Me gusta hacer manualidades, amo la comida italiana, en mis tiempos libres me gusta leer, odio la mostaza. Soy alérgica a las almejas y a las nueces. Me graduaré como diseñadora de interiores. Creo que eso es todo.

Ellos se miraron por un largo rato, después Henry habló: — ¡Ya en serio! Dinos la verdad.

—Estoy diciendo la verdad —respondí confundida.