Pequeña mentira

8. Ian Somerhalder

Aclaro que la idea surgió del anime ookami Shoujo to Kuro Ouji pero el desarrollo de la historia es muy diferente y es totalmente escrito por mí.

— ¿Así que tu padre trajo a una desconocida a vivir a tu casa? —preguntó Summer.

Asentí

—No has pensado que ella puede ser...

—Hija de mi padre —terminé la frase —. Lo he pensado, pero mamá confía ciegamente en él. Dice que jamás nos mentiría en algo de suma importancia y sobre todo un tema muy delicado. Soy su hija y por todo lo que he vivido con él, puedo deducir que no miente.

—Que difícil situación. Lo siento.

—Yo lo siento más, pero bueno. Ahora quiero hablar de otra cosa, ¿Rachel está con su novio?

—Sí, al parecer la llevo a comer.

— ¿Y tú cómo la llevas? Digo, supongo que un noviazgo de tantos años no es fácil de superar.

—Supones bien. Todo este tiempo viví engañada, nunca conocí realmente el tipo de hombre que es Mason, su porte de chico bien portada creó un espejismo. ¡Pff! Pero eso ya no me importa, yo seguiré con mi vida.

—Eso me agrada —sonreí—. Vales mucho y menos mal te libraste de ese canalla.

Pasé toda la tarde con Summer. Estar lejos de mi casa en este momento era lo que necesitaba, alejarme de los problemas y pasar un buen rato con la mente despejada. Ni siquiera me preocupó el hecho de que mis padres se molestarían por mi tardanza ¿qué más da? Deberían de comprender que para una adolescente, asimilar este tipo de cosas no es demasiado fácil.

—Necesitamos hablar —Fueron las primeras palabras de mi padre que salieron de su boca al verme entrar.

— ¿Sobre qué? —Lo miré incrédula.

—Sabes bien sobre qué —Le dio unos leves golpes al sofá haciéndome saber que debía sentarme para una charla.

«Tanto tiempo sin tener una conversación»

Sin decir nada más me senté a su lado dispuesta a oír su explicación.

—¿Qué opinas de que haya traído a Eun Bi?

—¿Mi opinión importa? —dije irónicamente.

—Gwen, hablo en serio. Sé que estás molesta, pero eso no te da el derecho de comportarte fríamente. Ahora quiero saber qué es lo que tu cabeza guarda.

—No lo sé. Ella es una desconocida para mí, de un día para otro me enteré que traerías a una desconocida a casa. Fue un acto muy bondadoso de tu parte.
Siendo sincera, esto me causó ciertas dudas.

—No me considero un santo, ni voy por el mundo haciendo obras de caridad, pero quiero que entiendas que esto fue un caso especial. Es el último deseo de un gran amigo que está muerto. No soy tan cruel para haber abandonado a esa joven a su suerte.

—Sé que eso es una gran obra de tu parte. ¿Por qué no nos contaste la verdad? —mi voz se entrecortó—. ¿Sabes que llegué a pensar que tenías otra familia? Inclusive por las noches lloraba, me dolía el hecho de que ya no nos quisieras.

—Fui un completo idiota por no haberles dicho lo que sucedía. Me aterré pensando en sus reacciones. Tuve miedo de que no me creyeran y terminaran alejándose de mí. Cuando ya no pude más, tomé valor y decidí hacerle frente al problema ¿nunca vas a perdonarme?

¿Por qué me pidió perdón? Yo no soy quien para juzgar a las personas. Sé que cometió un error como cualquier humano, nadie en este mundo es perfecto para condenar los errores de las personas. Además, papá hizo algo que sus valores le dictaron que hiciera.