12. Reconciliación

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—¡He llegado profesor! —respiré profundo para regularizar mi respiración agitada.

—Llegas justo a tiempo. Entonces ¿mi cita con tu amiga es hoy en la noche?

Asentí energéticamente. —Ya quiere que sean las ocho de la noche para cenar contigo.

Owen carraspeó, intentó esconder su sonrojo, pero pude notarlo.

—¿Trajiste tu libro?

—Sí, aquí lo tengo —saqué el libro de mi bolso y lo coloqué sobre la mesa.

—Lo que haré es subrayar las partes más importantes, lo que es más probable que venga en tu examen. Tendrás que estudiarlo, comprenderlo y poder interpretarlo a tu manera. Estudia en tus ratos libres todos los días para que se haga una costumbre y así mismo, no puedas olvidar lo que aprendes. ¿Te parece bien?

—Perfectísimo.

Mi nuevo tutor no me intimidaba como el anterior, con él podía sentirme tranquila, en cambio con Maxwell siempre me sentía nerviosa. Pasé media hora tratando de estudiar los primeros párrafos que me subrayó. Me hizo una serie de preguntas, pero para mí mala suerte las respuestas fueron incorrectas. Llegué a estresarlo y hasta maldijo en voz alta.

—Nuevamente te lo pregunto —suspiró irritado—. Newton explicó en su ley gravitacional qué...

—Que, que... todo cuerpo tiende a permanecer en su estado de reposo o....

— ¡Joder, que no! Esa es la ley de inercia. Te estoy preguntando por la ley de la gravitación universal —bufó.

—Estoy confundida, me dices muchas leyes que ya no sé ni quien las dedujo —chillé—. ¿Podemos tomar un descanso?

— ¡NO! Necesito que esto te quede claro para que puedas comprender el ejercicio de mañana.

Llevé mi mano a la sien. Me sentí frustrada y fastidiada al mismo tiempo. Volví a concentrarme para volver a leer nuevamente.

—Aun no entiendo como tu novio puede aguantarte —Owen escupió, literalmente.

—Y yo ya comprendí porqué que no tienes novia —respondí imitando el mismo tono en el que me lo dijo.

—¿¡Qué has dicho!?

—Que sigamos estudiando para que podamos terminar pronto y puedas irte a arreglarte y lucir muy guapo esta noche.

El enojo de Owen se pasó al oír aquello, una sonrisa se asomó de sus labios.

—Bien, pero necesito que te concentres o sino todo saldrá mal.

—Por eso no te preocupes. Ahora mismo me pongo a estudiar. ¿Sabes? estuve pensando en la similitud de nuestros nombres. Owen y Gwen. El profesor Owen y su alumna Gwen —solté una carcajada.

A él pareció no darle gracia mi comentario, por lo cual continué estudiando. Pero que amargado está.

Después de una hora de frustración, pude responder correctamente sus preguntas. Él se marchó tan pronto terminamos. De camino a casa miré mi teléfono; 10 llamadas perdidas de Maxwell y dos mensajes.

"¿Por qué no respondes mis llamadas? No seas infantil y respóndeme"

"Quiero pensar que no puedes responderme porque estas muy ocupada. En cuanto estés libre, llámame"

¿Infantil yo? Que grosero. Además, no me apetece responder sus llamadas.

Por la noche papá y mamá salieron a cenar. Eun Bi se quedó en la habitación y no salió para nada. Tomé uno de los libros que me faltaban por leer y caminé a mi escritorio. Será la cosa más extraña pero disfruto leer de noche, es el momento en el que nadie me molesta, se siente una tranquilidad que me incita a leer durante un largo rato. Me sumergí en mi lectura y me adentré en ese mundo imaginario. Después de cuarenta minutos de lectura, apagué la lámpara, caminé a mi cama para poder dormir, pero entonces, se oyó el sonido de mi móvil. ¿Sería nuevamente él? La curiosidad me ganó, así que leí rápidamente el mensaje de texto.

Pequeña mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora