21. IDEAL

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Hola :) 

1. Gracias por leer, por votar y comentar. L@s amoooo.

2. No me hago responsable si vomitan arco iris XD 

3. Disfruten el capítulo. Besitos en la frente de todos.

Me reí hasta el punto de llorar por lo sucedido. Eun Bi y Derek huyendo de un guardia de seguridad, tan sólo imaginarlo hacia que se me escaparán carcajadas. No dudé ni un segundo, llamé a Rachel y Summer para contarles lo sucedido. A pesar de que ahora se encontraban lejos, disfrutando de las vacaciones, nos reuníamos por chat para charlar.

 Esa noche recibí una llamada de Max. Insistió tanto en vernos al día siguiente, dijo que me mostraría algo muy importante. A pesar de sus palabras, no tenía ánimos de verlo, dejarlo plantado era lo menos que merecía después de su desplante. Pero claro, soy una chica curiosa. Finalmente terminé ahí, en esa cafetería en la que me citó. Esa era la primera vez que llegué antes que él. Algo bueno tenía que aprender de él.

—Hola —su voz hizo que me deshiciera de mis pensamientos.

 Max se veía guapísimo, siempre lo ha estado, pero ese día... Con aquellos pantalones negros y camisa gris...

«Así se siente el amor» El amor es experimentar un revoloteo en tu interior al ver a la persona que tanto te gusta, es ponerte nerviosa, sonrojarte, olvidar las palabras correctas que decir, sentir que en ese momento sólo existen los dos. Todo eso se experimenta al estar enamorado, y me gustaría sentir aquello todo el tiempo.

— ¿Puedo sentarme?

Por el tono que utilizó, me daba la impresión de que estaba apenado.

Asentí.

Él no hablaba, yo tampoco, era un mar de silencio. No pensaba en ser la primera en romper el hielo, le correspondía a él, hacerlo. Por suerte llegó el mesero para tomar nuestras órdenes.

—Waffles y un capuchino, por favor —pedí.

Una vez que anotó se dirigió a Maxwell.

—Café descremado. Es todo.

  Esperó a que el mesero se fuera para hablar.

—El tonto de Seth fue despedido del restaurante. Ahora no podré trabajar en ese lugar, si preguntas por qué motivo... Se puso a coquetear con una mujer. El muy tonto no sabía que era esposa de su jefe. Ahora no quiere verlo a él ni al que sería su recomendado —suspiró—. No podía esperarme algo mejor de su parte. Ahora está interesado en las mujeres mayores. Con decirte que hace dos años se le zafó un tornillo, pues tuvo un leve enamoramiento por mi madre. Gracias a Dios se le pasó cuando conoció a una universitaria demasiado atractiva.

 No contuve la risa y estallé en carcajadas. Max parecía serio, pero lentamente esbozó una sonrisa hasta que se unió a mí; ambos reíamos sin parar. En ese momento apareció el mesero con nuestros pedidos, el cual se marchó inmediatamente.

—Gwen —dio un trago a su café para después continuar—. Te tengo un regalo —sacó una carpeta del portafolio que traía y lo colocó sobre la mesa—. Prométeme que no te vas a desmayar.

¿Desmayarme? ¿Por qué lo haría?

—Lo prometo —dije rápidamente. La curiosidad me estaba consumiendo.

—Tómalo —señaló la carpeta.

 Y así lo hice. Abrí la carpeta. ¡No! Esto era... No podía ver mi rostro, pero podía asegurar que mis ojos se agrandaron hasta el punto de querer salir. ¿Pero cómo...?

Pequeña mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora