Capítulo 18 ¿Último cambio de mi vida?

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Después del atareado fin de semana, tuve que cuidar mi verga como hueso santo, ya que los estragos de tanto sexo se hicieron sentir, estaba tan maltrecha que veía roja y lucía casi como una coliflor, por lo que urgido le pedí a mi hermanita Isa alguna solución. Ella muy diligente me puso pomadas cicatrizante y Aloe Vera, esto último lo puedo recomendar,… Bueno los días pasaron, mis heridas de batalla fueron sanando y mis menguados deseos sexuales volvían a manejar mi conducta en la vida, pero no deseaba apurar a mi alicaída verga.

Cuando el lunes me negué a cumplir con el rol de cuidados de las chicas, ellas se asustaron, pensando que por el hecho de que me negaba a cubrir sus necesidades me encontraba mal, por lo que me revisaron mi pobre verga comprendiendo el alcance de mi problema, dándome arrumacos y caricias para que me repusiera pronto.

El miércoles ya podía decir que me reponía satisfactoriamente, pero sostenía mi abstinencia, pero ellas comenzaron a mirarme como los lobos mirarían a una oveja solitaria. Pero Isa y yo estábamos consientes de terminar el proceso y asegurar la completa recuperación.

Este tiempo de calma me permitió retomar mi rutina escolar medio olvidada en la vorágine sexual que había vivido, descubrí que los estudios eran el único escudo que me protegía de sus avances, afortunadamente para mí el refugiarme en ellos me permitió volver a mi habitual rendimiento. Pero las “gatas en celo”, ya no querían más dilaciones, por lo que al cuarto día o sea el jueves, tuve una asonada por parte de todas ellas, las cuales mientras cenábamos me dijeron:

Tía Dani: Claudito, ¿te mejoraste?

Claudio: ¿De qué? pregunté algo sorprendido…

Mamá Julia: De tu cosa, Isa nos contó que el tratamiento va bien…

Claudio: ¡Isa!, ¿¡dónde quedó el secreto médico paciente!!?

Isa: Claudito, no he hecho mi juramento hipocrático, además, no estoy graduada, jajaja,… agradece que te curé y mantuve a las lobas a raya, jajaja.

Ani: Oye isa, no somos lobas hambrientas,… tal vez gatitas calientes, jajaja

Tía Dani: Aún no nos has respondido.

Claudio: Bueno señoras, ya me encuentro bien de mi amiguito, por si esa es la pregunta de todas…

Ani: ¿Entonces?

Claudio: Bueno he tenido que estudiar y estaba pensando en ponerlo a prueba graduablemente.

Tía Dani: ¿¡Cuándo!??

Claudio: A contar de mañana, aparentemente está bien.

Flo: Entonces me toca a mí, jejeje.

Ani: Pardilla suertuda.

Mamá Julia: No es justo, todo porque le quieres follar el coño a la novata….

Isa: ¡Mamá!, el tiene que recuperarse bien, no seas así, ya te lo compensará.

El resto del día jueves no me presionaron, cosa que agradecí (nunca pensé que me vería pensando así y esquivando follar a una chica).
El viernes, el desayuno fue de lo más normal, pero ya en el auto camino a la escuela, Ani me tomó la verga por sobre el pantalón anticipándose a su hermanita, la cual la miró con unos ojos gélido queriendo matarla con la mirada: Me di cuenta que la cosa no iba por buen camino, por lo que con caricias y arrumacos logré calmar las pasiones hasta llegar al colegio. Una vez allí, sin dejarles tiempo me escabullí de ellas alejándome casi toda la jornada.

Por la tarde salí de clases muy contento, ya que mi “sacrificio” me había permitido obtener buenas calificaciones, y al estar alejado de las “gatitas calientes” me permitía socializar con otras chicas, es así que caminábamos Ainoha y yo, conversando rumbo al autobús de regreso cuando fui interceptado por Flo y Ani, las que sonrientes se nos unieron. Pero su sonrisa era mas bien una careta, ya que noté cierta animadversión por parte de mis primitas, pero no les hice caso, Ainhoa pasó de sus insinuaciones, hasta que finalmente tomó su autobús y nosotros seguimos para coger el que nos lleva usualmente a casa, surgiendo el siguiente diálogo.

Como cambio mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora