Capítulo 11: La deuda con Biocha

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En nuestro regreso, llevamos a su casa a Montse, la recién desvirgada, Ani nos dejó a ambos atrás y se fue adelante con Isa, permitiendo que yo llenara de arrumacos y caricias a la novia de mi hermano y mi nueva amante, ella aún nerviosa e incrédula por todo lo sucedido me devolvía mis caricias con timidez, pero comprendiendo sus estado, no la abandone en ningún instante, al llegara a su casa tras los 15 minutos de trayecto me bajé a dejarla en su portal, allí ella me dijo:

Montse: Gracias por ser tan cariñoso y gentil, no lo olvidaré nunca.

Claudio: De nada, fuiste maravillosa y tampoco lo olvidaré, dije besándola.

Abrió el portón y caminó a la entrada de la casa donde las esperaba su madre que me saludó de lejos afectuosamente, nos preguntó ¿por qué tan temprano? y luego de las breves explicaciones de su hija me hizo señas y nos invitó a pasar a todos, por lo que me volví y les dije a mis chicas que bajaran un rato ya que aún era temprano, doña Montserrat nos ofreció unos refrescos con pastelillos los cuales aceptaron gustosas las tres chicas, yo comí algunos, más por apetito que por gusto, ya que siempre voy por lo salado, en un momento doña Montserrat se acerca y me dice casi como un susurro mientras las otras parloteaban de lo lindo:

Doña Montserrat: Te veo en el baño de mi cuarto en tres minutos.

Claudio: Okey conteste casi como un suspiro.

Estábamos conversando cuando doña Montserrat se excusó y nos dejó solos, sin mirar mi reloj, cuando creí que los tres minutos habían pasado, me excusé para ir al baño, mi corazón latía a mil, recién había desvirgado a su hija y ahora iba a su encuentro, caminé de prisa acudiendo al llamado de doña Montserrat.

Entré al baño nervioso de su reacción, pensando que su hija algo podría haberle dicho, aún cuando era imposible por el breve lapso transcurrido, ella estaba allí sin vestido, solo lucía un encantador conjunto que resaltaba sus atributos.

Doña Montserrat: Por fin vienes, plantándome un efusivo beso francés.

Claudio: Mmmm,…. ¿qué es lo que me quiere decir?

Doña Montserrat: Que bueno estas, no sabes todo lo que he esperado a que me llamaras, y ahora desde que llegaste solo he esperado este momento para sentirte.

Claudio: Si pero es peligroso que estemos juntos, ocultándonos mientras las chicas están a solo pasos de nosotros.

Doña Montserrat: Es que verte me pone lujuriosa, solo te quiero dentro de mí, estoy muy cachonda.

Claudio: Igual yo, pero creo que tenemos que hacer esto en forma diferente.

Doña Montserrat: ¿Qué podríamos hacer?, tú en tu casa con todas tus parientes y yo con Montse gran parte del tiempo.

Claudio: Bueno, creo que podríamos incluir a Montse en esto y así disponer de mucho tiempo, le dije atrayéndola tomada de su culo hacia mí.

Doña Montserrat: ¡Estás loco!... ¿cómo podríamos incluir a mi hija en sesiones de sexo en que ella y yo participemos?, más encima Montse es la novia de tu hermano, además creo que es virgen aún, me espetó, separando nuestros pechos con sus brazos.

Claudio: Estas atrasada de noticias, lo último que dijiste ya no es efectivo, le dije mientras le tomaba con sus manos el redondo culo pegándola a mi verga.

Doña Montserrat: ¿Qué estás diciendo?

Claudio: Que Montse ya no es virgen y que la podemos incluir, bajando su vestido para sobarle una teta

Doña Montserrat: ¿Cómo sabes que no es virgen?, ¿a caso tu hermano te lo contó?

Claudio: La verdad es que no me contó él, porque yo tomé su virginidad, hace solo unas horas, le dije mientras sacaba una de sus maravillosas tetas de su encierro y se la comenzaba a comer, ella incrédula no atinó a rechazarme.

Como cambio mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora