Capítulo 13: El fin del Verano

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Sin alcanzar a ver a “sus militares”, Biocha y Montse salieron de vacaciones con sus padres, por lo que en la semana solo me dediqué a disfrutar de mis parientes, las cuales no se hacían de rogar para recibir mis favores, el lunes fue con Ani, el martes con Mamá, el miércoles con tía Dani, el jueves con Isa, el viernes me di el gustito encular a Verónica “mi dependienta favorita” mientras sus subordinadas de la tienda se turnaban para espiarnos, así casi ¿sin saber cómo?, llegó el fin de semana previo a la llegada de los “militares”, los que por fin regresarían de sus prolongadas vacaciones, por lo tanto una nueva realidad se me presentaría, nuevamente retrocedería a los día en que me hacía pajas pensando en las compañeras del colegio.

Increíblemente me comencé a calentar con los antiguos recuerdos de ellas, cosa que no hacía desde que comencé a descubrir lo excitante que eran mis parientes, haciéndome pajas con ellas en mi mente, hasta que finalmente pasé tener sexo con ellas, ahora era como ir al supermercado, solo tenía que elegir una y “llevarla a la cama”. Aún me pregunto ¿en qué minuto empecé a ver a mis parientes de esa manera?, ¿sería cuando vi a Ani por primera vez o cuando mamá se lavaba los dientes en el baño compartido?, ¡sí creo que fue en ese momento!, ahí me empezaron a calentar todas ellas, de ser un chico decente y con una alta moral, cambié radicalmente y comencé a verlas más como mujeres, empecé a fijarme cada vez más en sus cuerpos… y ya me fueron gustando como si fueran chicas normales, hasta llegar al punto actual, donde son ella las féminas que más me calientan, son ellas mis musas sexuales, con el agregado del morbo de saber que eran mis parientes, algo muy prohibido, que me excitaban aún más.

Por otra parte, el hecho de estarme tirano o follando a las novias de mi hermano y mi primo incrementaban mi deseo sexual por lo prohibido, llegando a límites casi insospechados por la mayoría, por ejemplo como cuando me tiraba a doña Montserrat cerca de su marido, o doña Biocha me hacía una mamada con esposo en casa, creo que estoy hecho un demonio.

Lástima que Montse y Biocha no estuviesen, creo que me encantaría encularlas teniendo a Juan y Francisco cerca, en todo caso cuando ellos lleguen, no me cabe dudas que Juan preguntará por Montse ya que es novia, aún cuando dudo que ello se prolongue por mucho tiempo y Francisco haga lo mismo por Biocha, que era pretendida por él antes de partir por sus anchas.

En fin, si bien ellas no estarían, ¿qué le podríamos contestar Ani o yo ante sus inquietudes?, que las desvirgué mientras los capullos iban por otras, pienso que no es posible esa respuesta, ¿podríamos seguir como si nada hubiese pasado?, lo dudo.
Por otro lado, el rol de sexo con mis parientes en casa, se verá interrumpido, tal vez pueda tener ocasionales momentos de pasión, creo que solo podré atender a tía Dani o mamá, pero las otras lo dudo, además nos queda a lo menos una semana con ellos en casa, luego llegará mi otra prima Florencia, una perfecta desconocida; si a eso le sumamos el hecho que yo ahora soy el “novio oficial” de Ani, el ambiente se verá enrarecido, no dejo de pensar que probablemente les parecerá extraño a los “militares”, dado nuestro estrecho parentesco. Ante tantas inquietudes y tribulaciones finalmente me dije; ¡Bueno tendré que preocuparme de todo cuando ello acontezca! Para que me voy a amargar en los últimos días de total libertad que vivo y puedo disfrutar.

El viernes temprano en la mañana salí a juntarme con mis dos amigos, me invitaron a jugar un partido de futbol, casi casi al amanecer para evitar el calor, ¡ganamos!, luego fuimos a tomar helados y conversar de nuestras vidas, para lo cual nos dirigimos al centro comercial cercano al de mi tienda favorita, las bromas y conversaciones banales se sucedieron, los dos me preguntaron por Isa, ya que para ellos era la chica más linda que alguna vez hubiesen conocido, no puedo negar que sentí unos horribles celos pero me hice el desentendido, pero cuando José mi amigo del colegio dijo que las tenidas de voleibol la hacían ver como una zorra del playboy, no resistí más y le dije

Como cambio mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora