En aquella calurosa mañana del verano austral, me levanté algo triste, pues dejaría atrás la casa donde había vivido toda mi vida; además de mis dos únicos amigos, como también mi colegio el cual no extrañaría, y casi todo lo conocido o que me era familiar, pronto iniciaría una nueva etapa en mi vida. En efecto, iría a una nueva casa, a un nuevo barrio, un nuevo colegio al otro lado de la ciudad, donde descubriría una parte de la familia que me era casi totalmente desconocida. Así es, iría a la casa de donde mi madre salió desterrada hace muchos años para no volver, en esa casa me reencontraría con parientes que sabía de su existencia y que no la veía desde hacía muchos años, ¿diez tal vez?; no lo recordaba con precisión, solo tenía la certeza que viviría en la antigua casa de unos fallecidos abuelos que nunca conocí y en la que ahora vivía la hermana de mi madre, a la cual no sabía si le podría decir tía alguna vez, ya que no recordaba ni su cara.
Este gran cambio en mi vida era consecuencia de la estupidez de mi padre, el cual de un día a otro nos abandonó, escapando con su nueva secretaria y todo el dinero de la empresa familiar, la misma que había construido con el apoyo y trabajo de mi madre, dejando atrás a ella y a nosotros, los tres hijos de un matrimonio aparentemente feliz. ¿Cómo podía habernos dejado sin siquiera decirnos adiós?, hacía ya un año de que la única noticia que habíamos tenido de él, es que se encontraba en un paraíso fiscal ubicado en el Caribe sin tratado de extradición, gozando de la pequeña fortuna que se llevó, lejos de la justicia y sus obligaciones familiares, por lo que no pagaba ni la manutención de nosotros sus propios hijos, menos pensaba devolver los dineros de la empresa.
Tal era el desastre, que Julia mi madre debió asumir la dirección de la empresa, la misma que había ayudado a formar y la misma que había dejado hacía unos años para cuidarnos, era la única forma que mi madre veía para evitar la inminente quiebra y poder enfrentar lo que significaba tener a Juan su hijo mayor estudiando en la Escuela Militar, a Isabel su hija del medio estudiando Medicina en la Universidad y a mí, Claudio, el menor de todos, aún en secundaria. Pese a todo su esfuerzo, la situación en que se vio envuelta la familia de un día a otro era demasiado precaria, mi madre debió vender todos los autos con la excepción del familiar, también el departamento en la playa y ahora la casa familiar, de otra forma era imposible poder pagar todo el descalabro ocasionado por la locura o ¿calentura? de mi padre. Todos resentimos el retroceso en el estilo de vida que habíamos logrado con tanto esfuerzo la otrora feliz familia, pero este gran cambio, era la única solución para salir adelante.
Como el tiempo pasa en forma inexorable y dado que el comprador de la casa quería tomar posesión de ella; teníamos que dejarla para ir a vivir como allegados donde nuestra tía Daniela o Dani como le decía mamá, a una casa ajena, aún cuando esa casa fuese parte de nuestros derechos hereditarios, ya que había sido la casa de mis abuelos.
Según mamá, Dani era muy buena persona, cariñosa y extrovertida, por lo que nos sentiríamos todos en familia en un corto plazo; pero a mí me extrañaba que en tantos años y viviendo en la misma ciudad, el contacto hubiese sido casi inexistente.Mi madre nos había explicado que tal distanciamiento había sido culpa de sus padres, mis abuelos y de su marido, mi padre, forzado en gran medida, por su embarazo con tan solo 17 años del que nació Juan. Mis abuelos en vez de protegerla, la echaron de la casa familiar; dejando a la joven pareja sin apoyo de alguien adulto, cabe aclarar que mi padre era huérfano desde la niñez y contaba con tan solo18 años en aquel entonces. Pese a todo, la pareja supo superar su precaria situación y vivir cada vez mejor, hasta que se cruzó “la zorra de la nueva secretaria”, como la llamaba mamá. Por los comentarios de todos los que nos conocían, la zorra, era joven y bella, pero eso no quitaba que era una cabrona rompe hogares sin nombre. Ahora mi madre retornaría a vivir con su hermana y su familia, a la casa de la que fue expulsada años atrás.